Redacción Medioambiente, 24 sep (EFE).- El límite de acidificación oceánica se ha superado por primera vez a causa de factores como la quema de combustibles fósiles y está ahora «en zona de peligro», según ha alertado un nuevo informe divulgado este miércoles.
El documento, «Chequeo planetario 2025», publicado por el Planetary Boundaries Science Lab del Instituto de Investigación sobre el Impacto Climático de Potsdam (PIK), ha revelado que siete de los nueve límites considerados «críticos» del sistema terrestre han sido sobrepasados, uno más que en 2024, con la acidificación oceánica.
Los límites infringidos que identifica el informe, presentado hoy durante un encuentro online, son: el cambio climático, la integridad de la biosfera, el cambio en el uso del suelo, el uso de agua dulce, los flujos bioquímicos, las entidades novedosas y la acidificación oceánica (el nuevo de 2025).
Todos ellos reflejan tendencias «que están empeorando» y solo dos, la degradación del ozono y la carga de aerosoles, permanecen en lo que se considera «zona segura», apunta.
El director del PIK, Johan Rockström, ha indicado que «más de tres cuartas partes de los sistemas de soporte vital de la Tierra no se encuentran en una zona segura» mientras que «la humanidad está yendo más allá de los límites de un espacio operativo seguro, aumentando el riesgo de desestabilizar el planeta».
En el encuentro con los medios, Rockström ha alertado de que «para regresar a un espacio operativo seguro, necesitamos un cambio transformador, soluciones exponenciales que puedan escalar de manera rápida, a gran magnitud y con velocidad».
Foco en los océanos
En cuanto a que el límite de acidificación oceánica se haya superado por primera vez, el informe indica que el cambio ha sido impulsado «principalmente por la quema de combustibles fósiles y agravado por la deforestación y el cambio en el uso del suelo, que está degradando la capacidad de los océanos para actuar como estabilizadores del planeta».
Esto implica que los ecosistemas marinos ya están sintiendo los efectos y, como ejemplo, menciona que los corales de aguas frías, los arrecifes tropicales y la vida marina del Ártico están especialmente en riesgo a medida que la acidificación se extiende e intensifica.
Levke Caesar, colíder del Planetary Boundaries Science Lab y una de las autoras del informe, ha dicho que el océano «se está volviendo más ácido, los niveles de oxígeno están bajando y las olas de calor marinas están aumentando», lo que está generando «una enorme presión sobre un sistema vital para estabilizar las condiciones en el planeta Tierra».
«Esta intensificación de la acidificación se debe principalmente a las emisiones de combustibles fósiles, y junto con el calentamiento y la desoxigenación, afecta todo, desde la pesca costera hasta el océano abierto. Las consecuencias se propagan, impactando la seguridad alimentaria, la estabilidad climática global y el bienestar humano», ha dicho.
Según Caesar, «estamos casi en la cima de la zona de peligro —justo antes de la línea roja— y nos estamos acercando cada vez más a la zona de alto riesgo».
«Nuestro planeta aún se mantiene unido pero yo diría que la ventana para volver al espacio verde, al espacio operativo seguro, se está cerrando rápidamente», ha agregado.
Solo dos límites dentro de la zona segura
El documento señala que los nueve límites en conjunto forman el sistema operativo de la Tierra, los procesos interconectados de soporte vital que deben permanecer dentro de límites seguros para mantener a la humanidad a salvo y al mundo natural resiliente.
Los científicos supervisan estos límites mediante medidas clave, como signos vitales en un chequeo médico, para seguir el estado del planeta y los hallazgos detectados apuntan a un «deterioro acelerado y un riesgo creciente de cambios irreversibles, que incluyen una mayor probabilidad de puntos de inflexión».
Solo dos límites permanecen dentro de los márgenes seguros: la carga de aerosoles (contaminación del aire) y la capa de ozono estratosférica.
La nota indica que décadas de acción internacional, como el Protocolo de Montreal y regulaciones marítimas muestran que la política puede revertir la situación.
Así, observa que las emisiones globales de aerosoles están disminuyendo si bien en Asia del Sur y del Este, y partes de África y América Latina aún se enfrentan a altos niveles de contaminación peligrosa por partículas, mientras que la capa de ozono se ha recuperado en gran parte.
El declive puede evitarse
Rockström cree que aunque se está «presenciando un declive generalizado en la salud de nuestro planeta», esto «no es un desenlace inevitable».
Según él, «la reducción de la contaminación por aerosoles y la recuperación de la capa de ozono demuestran que es posible cambiar la dirección del desarrollo global» y cree que incluso «si el diagnóstico es grave, la ventana de cura sigue abierta. El fracaso no es inevitable; el fracaso es una elección. Una elección que debe y puede evitarse».
Preguntado hoy por cómo afectan posturas negacionistas del cambio climático como las del presiente de Estados Unidos, Donald Trump, indicó que el ataque del mandatario republicano «contra la ciencia y su negacionismo es inaceptable. Es una amenaza y se está desviando tanto de la evidencia establecida que genera una enorme frustración».