La actividad cerebral de los loros para producir sonidos es similar a la humana

Fotografía de algunos de los loros usados en este estudio, pertenecientes a la especie conocida como periquitos. Fotografía facilitada por Christopher Auger-Domínguez. EFE

Redacción Ciencia, 19 mar (EFE).- Que los loros imiten el habla humana podría tener más trascendencia de la que pensaba: un grupo de investigadores ha descubierto que ambas especies usan mecanismos cerebrales similares para producir sonidos complejos, lo que podría ayudar al desarrollo de terapias para las personas que han perdido el habla.

El estudio, descrito este miércoles en la revista Nature, ha descubierto una región especializada en el cerebro de los loros que funciona de forma similar a las regiones del cerebro humano relacionadas con el habla, lo que les convertiría en un buen modelo para estudiar los trastornos relacionados con ella.

Para llegar a esta conclusión, los investigadores estudiaron el cerebro de loros y pinzones cebra ‘Taeniopygia guttata’, una especie de ave cantora conocida por producir vocalizaciones complejas. Aunque ambas especies pueden imitar sonidos y cuentan con órganos vocales especializados, sólo los loros pueden producir sonidos que imitan palabras humanas.

La especie de loro escogida para el estudio es aquella que conocemos como periquito, ‘Melopsittacus undulatus’.

Los investigadores, de la Escuela Grossman de Medicina de la Universidad de Nueva York, cartografiaron la actividad de las células nerviosas del cerebro de ambas aves mientras emitían sonidos, y su análisis reveló que cada especie utilizaba regiones distintas del cerebro para controlar las vocalizaciones.

Los periquitos usan el núcleo central del arcopalio, una región del cerebro aviar que conecta con la siringe (el órgano vocal de las aves) a través del tronco encefálico, lo que permite la producción de una gama diversa de vocalizaciones.

Por su parte, el pinzón cebra necesita más de 100.000 ensayos de prueba error para aprender un canto, y los experimentos han confirmado que su cerebro establece un patrón fijo de actividad mediante un laborioso proceso a base de mucho ensayo y de ir aprendiendo de sus propios fallos.

Un teclado vocal interno

Cuando los periquitos cantan, hay determinadas células que activan ciertos tonos, a modo de cuando se pulsan las teclas de un piano, y este patrón se asemeja a la organización del habla humana.

Los investigadores indican que “los seres humanos y los periquitos, a diferencia de cualquier otro animal estudiado hasta ahora, comparten una conexión similar entre la actividad cerebral superior y la producción de sonidos”.

Los autores concluyen que estos conocimientos sobre el modo en que los loros aprenden a producir secuencias de sonidos más complejas plantean la posibilidad de utilizarlos como modelo para aprender más sobre la producción del habla y los trastornos de la comunicación en humanos.

Entre las afecciones más comunes figuran la apraxia (dificultad para planificar los movimientos del habla) o la afasia (dificultad para producir el lenguaje), que pueden ser consecuencia de un traumatismo causado por un ictus.

“Una forma importante de desarrollar nuevos tratamientos para los trastornos del habla es encontrar modelos animales que puedan ofrecer nuevos conocimientos sobre los procesos cerebrales relacionados con el habla. Este estudio demuestra que el periquito puede ser clave en este sentido”, señala uno de los autores, el investigador de la Universidad de Nueva York, Zetian Yang.

“Los procesos cerebrales descubiertos en los periquitos pueden ayudar a explicar los mecanismos que subyacen a los trastornos de la comunicación que afectan a millones de personas”, añade Michael Long, experto en Otorrinolaringología-Cirugía de Cabeza y Cuello de la Universidad de Nueva York en un comunicado.EFE

cam/crf