La adhesión de Portugal a la Unión Europea, el proyecto que vio la luz con Mário Soares

Portada de un periódico portugués del día 12 de junio de 1985 que muestra una fotografía del acto de la firma del Tratado de Adhesión a la CEE en el Monasterio de los Jerónimos y se conserva en la Fundación Mário Soares e Maria Barroso de Lisboa. EFE/ Carlota Ciudad

Lisboa, 11 jun (EFE).- La firma hace 40 años por parte de Portugal y España del Tratado de Adhesión a la Comunidad Económica Europea (CEE), la actual Unión Europea (UE), está intrínsecamente ligada en el país atlántico al entonces primer ministro, Mário Soares (1924-2017), «europeísta convencido» y amigo de Felipe González.

Cartel del Partido Socialista del siglo XX en el que defendían la adhesión de Portugal a la CEE ante un retrato de Mário Soares expuestos en la Fundación Mário Soares e Maria Barroso de Lisboa. EFE/ Carlota Ciudad

Lo recuerda su hija, Isabel Soares, en una entrevista con EFE en la que destacó los beneficios que integrarse en Europa aportó a su país, como la libre circulación por el espacio comunitario, tras casi medio siglo de la dictadura de António de Oliveira Salazar, que defendía el lema «orgullosamente solos».

Copia del discurso que dio Mário Soares el 12 de junio de 1985 en el lisboeta Monasterio de los Jerónimos con motivo de la firma del Tratado de Adhesión a la CEE, y se conserva en la Fundación Mário Soares e Maria Barroso de Lisboa. EFE/ Carlota Ciudad

Mário Soares «creía que el proyecto europeo era el más innovador y más fantástico del siglo XX. Fue un proyecto de paz, de libertad y de solidaridad y por eso creía que era un proyecto único» ante el que Portugal no podía quedarse al margen, relató su hija.

La firma del tratado de adhesión de España y Portugal tuvo lugar el 12 de junio de 1985, primero en el Monasterio de los Jerónimos, en Lisboa, donde Soares lideró la comitiva lusa y con la presencia del entonces presidente del Gobierno español, Felipe González.

En su discurso, el primer ministro portugués apuntó que para su país la adhesión a la CEE representaba una opción «fundamental» para un futuro de progreso y modernidad, «pero que no se piense que es una opción de facilidad, exige mucho de los portugueses, aunque les abra al mismo tiempo largas perspectivas de desarrollo».

Horas más tarde ese mismo día, España rubricó formalmente el documento en un acto en el Palacio Real de Madrid, esta vez con Felipe González y el rey Juan Carlos I como anfitriones y con una delegación portuguesa encabezada por Soares y representantes de los 10 países comunitarios en aquel momento.

La adhesión de los dos países entró en vigor en enero de 1986, dando paso a la ‘Europa de los 12’.

Para Portugal, con apenas una década de democracia y en medio de una fuerte crisis financiera, la incorporación a la ahora UE le permitió acceder al mercado único y el acceso a fondos comunitarios para modernizar sus infraestructuras y economía.

En la década de 1990, el PIB y las exportaciones crecieron y se redujo el desempleo y la inflación, aunque el país fue perdiendo ritmo a medida que avanzaba hacia el nuevo siglo.

Isabel Soares explicó que la defensa europeísta fue una idea que su padre defendió antes, durante y después de su exilio en Francia, a donde viajó para evitar la cárcel por su fuerte oposición a la dictadura lusa.

Por aquel entonces ya mantenía una relación de «gran amistad» con Felipe González: «Tuvo siempre una relación muy próxima con mi padre. Eran latinos y eran hermanos ibéricos», bromeó.

González no fue el único español con el que entabló amistad Soares, que también confraternizó con el exalcalde de Madrid Enrique Tierno Galván y el político y jurista Raúl Morodo, una de las figuras de la transición española.

Sin embargo, en los últimos años de su vida, Soares llegó a estar «muy desilusionado» con el rumbo que estaba tomando el bloque comunitario, volviendo a «una Europa de los ricos» y no tanto para todos, sin la solidaridad social y la idea de paz con la que fue creada, aseguró su hija.

«Fue alguien que creyó siempre en el proyecto europeo y estaba muy desilusionado con el rumbo que las cosas estaban tomando, y llegó a escribir sobre eso, sobre que las políticas neoliberales estaban dominando un poco el proyecto europeo», añadió.

El trabajo de Mário Soares, que fue primer ministro y presidente de Portugal, ha quedado inmortalizado en la fundación homónima, ubicada frente a la sede de la unicameral Asamblea de la República (Parlamento), en Lisboa.

El despacho se encuentra paralizado en el tiempo, con el escritorio tal y como Soares lo tenía en vida junto a una estantería con decenas de libros y fotos de él junto a referentes europeos y de otras partes del mundo.

Allí se han preservado documentos simbólicos de la trayectoria del político, como el discurso escrito a mano que dio en la ceremonia de firma del Tratado de Adhesión a la CEE o un borrador de su alocución sobre los valores comunitarios durante un acto en 1977 en el Colegio de Europa, en Brujas (Bélgica).

Carlota Ciudad