La afición “torista” de Las Ventas no reconoce el valeroso esfuerzo de Luis Gerpe

El diestro Luis Gerpe sufre una cogida durante la corrida que se celebra hoy domingo en la plaza de toros de Las Ventas, en Madrid. EFE / Victor Lerena.

Madrid, 27 abr (EFE).- El sector “torista” de la afición de Las Ventas, que tomó partido de antemano por la corrida de Saltillo, una de sus ganaderías predilectas, no quiso reconocer el valeroso esfuerzo que el diestro Luis Gerpe hizo hoy con el peligroso quinto de la tarde, para el que se pidió una injustificada vuelta al ruedo que, por contra, se protestó cuando merecidamente la dio el matador.

El diestro Javier Castaño en su faena a su primero, durante la corrida que se celebra hoy domingo en la plaza de toros de Las Ventas, en Madrid. EFE / Victor Lerena.

En ese ambiente, con esa parte del tendido disfrutando con los tercios de varas, en los que varios toros acudieron de largo al caballo hasta en tres ocasiones -aunque casi ninguno peleara con verdadera bravura-, la actuación de la terna no se tuvo demasiado en cuenta, por más que, a la hora del balance de resultados, contaran negativamente sus fallos con la espada.

El diestro Cristóbal Reyes en su faena, en el día de su alternativa, durante la corrida que se celebra hoy domingo en la plaza de toros de Las Ventas, en Madrid. EFE / Victor Lerena.

Pero si hubo algo realmente meritorio y digno de aplauso en la corrida fue la actuación de Gerpe con el quinto de los cárdenos, un hondo ejemplar que desde su salida, aunque este sí que empujó en varas, mostró el acusado peligro de sus ásperas embestidas por el pitón derecho, con el que ya prendió a su banderillero Joao Pedro en el segundo tercio.

Aunque tuvo algunas dudas lógicas en el inicio del trasteo, dado el seco genio y las coladas del animal, Gerpe iba imponiéndose en el pulso cuando el de Saltillo, al rematar una tanda de naturales, logró su objetivo y le alcanzó por la axila con ese afilado pitón, zarandeándole y derribándole sobre la arena, aunque sin llegar a herirle. Y aquello fue un antes y un después, porque a partir de ahí el de Sonseca se entregó aún más.

Las dos siguientes series que le robó precisamente por el lado derecho tuvieron un enorme valor, pues el animal no cejó en su empeño de cogerle, con fuertes oleadas que esta vez Gerpe aguantó con una gran firmeza para sacar de donde no había, o sólo había un evidente riesgo, antes de acabar tumbándolo de una efectiva estocada.

Lo extraño, e injusto, fue que aunque algunos pedían la oreja para el torero, ese sector proclamado “torista” puso más empeño en solicitar una injustificada vuelta al ruedo para el animal, que no se concedió, para después protestar sonoramente la que, sin premio, daría al anillo quien había puesto más verdad en la batalla.

Gerpe ya había estado firme y templado con el tercero, que resultó manejable en los primeros compases pero acabó “aburriéndose” pronto, con medias arrancadas sin humillar ante las que el toledano siguió mostrándose solvente.

El director de lidia, Javier Castaño, fue recibido con una ovación tras el paseíllo en el que será el año de su despedida de los ruedos. Pero el salmantino no volvería a escuchar más palmas, en tanto que apenas puso convicción con el manejable y descastado segundo y se mostró inseguro con el complicado cuarto, ante el que desistió pronto.

Por su parte, Cristóbal Reyes, en la tarde de su confirmación de alternativa, se encontró con el lote de más opciones, que fueron las de un primero al que ayudó, correctamente, a ir a mejor en cuanto se asentó, y las de un sexto con un buen pitón izquierdo, falta de mayor profundidad, con el que logró lo mejor en dos series de naturales ya al final de una larga faena que tampoco remató bien con la espada.

Con este toro se vivió otro de los aislados momentos destacados de la tarde, con la precisa y templada brega de Iván García, que contribuyó mucho a la buena condición del de Saltillo en la muleta y vino a ser el personal homenaje del banderillero madrileño al también gran capotero rondeño Alfonso Ordóñez, fallecido esa misma mañana y por el que, en un olvido imperdonable, en la plaza donde tantas veces mostró su maestría, no se guardó un minuto de silencio que si se dedicó al Papa Francisco. Cosas de Las Ventas.

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FICHA DEL FESTEJO:

Seis toros de Saltillo, muy bien presentados, de buenas hechuras y sueltos de carnes, muy seriamente armados. Corrida desigual de juego, con algunos ejemplares manejables, aun a falta de mayor entrega, y otros ásperos y con genio defensivo, con acusado peligro el quinto

Javier Castaño, de blanco y oro: media estocada atravesada (silencio); dos pinchazos, estocada atravesada y pinchazo (silencio).

Luis Gerpe, de verde esmeralda y oro: estocada delantera caída y estocada (silencio tras dos avisos); estocada delantera (vuelta al ruedo protestada tras leve petición).

Cristóbal Reyes, de corinto y oro, que confirmaba la alternativa: dos pinchazos, estocada corta y tres descabellos (silencio tras dos avisos); media estocada desprendida atravesada, cuatro pinchazos y estocada desprendida (silencio tras dos avisos). Confirmó con el toro “Presidiario II”, cárdeno bragado, número 23, de 567 kilos.

Entre las cuadrillas, Iván García bregó magistralmente con el sexto y Joao Pedro saludó tras banderillear con apuros al quinto.

Al finalizar el paseíllo se guardó un minuto de silencio por la muerte del Papa Francisco.

La plaza de Las Ventas se cubrió en algo más de un cuarto de su aforo (unos 6.000 espectadores), en tarde con rachas de viento.

Paco Aguado