La aldea palestina asediada por colonos donde todos “nacen activistas”

En las colinas del sur de Hebrón, entre el conjunto de aldeas palestinas que conforman Masafer Yatta, la pequeña localidad de Umm al Khair vive bajo la mirada constante de los colonos israelíes de Carmel, uno de los más de 140 asentamientos en Cisjordania ocupada reconocidos oficialmente por el Gobierno de Israel. En la imagen, Tariq Hathaleen, un profesor de inglés beduino que pasa sus ratos libres grabando a los colonos y a los soldados israelíes para tratar de mitigar sus ataques. EFE/ Magda Gibelli

Umm al Khair (Cisjordania), 9 mar (EFE).- En las colinas del sur de Hebrón, entre el conjunto de aldeas palestinas que conforman Masafer Yatta, la pequeña localidad de Umm al Khair vive bajo la mirada constante de los colonos israelíes de Carmel, uno de los más de 140 asentamientos en Cisjordania ocupada reconocidos oficialmente por el Gobierno de Israel.

“Todos somos activistas de nacimiento. El día que naces en Masafer Yatta, en estas colinas… te conviertes en activista por naturaleza”, cuenta a EFE Tariq Hathaleen, un profesor de inglés beduino que pasa sus ratos libres grabando a los colonos y a los soldados israelíes para tratar de mitigar sus ataques.

Las colinas de Masafer Yatta han vuelto estos días al foco mediático tras la victoria en los Óscar del documental “No Other Land”, que retrata la violencia israelí contra los palestinos de la zona. Pero los problemas empezaron mucho antes del premio.

Hathaleen enseña una fotografía aérea de Umm al Khair donde se ve cómo la pequeña aldea está completamente asediada por terrenos expropiados a los palestinos locales: a un lado el asentamiento de Carmel, construido en 1981 sobre una base militar israelí; al otro un gallinero para uso exclusivo de los colonos; y en medio una plantación de olivos israelí, instalada hace apenas dos semanas.

En todos estos lugares ondea la bandera de Israel. “La economía israelí no necesita más olivos. Su función está bastante clara”, cuenta Hathaleen: impedir a los palestinos de la zona, la mayoría pastores y agricultores, ganarse la vida en sus tierras, con la esperanza de que se den por vencidos y se marchen.

“No tengo otro lugar al que ir”

Pero incluso si algún residente quisiera marcharse, algo que la mayoría ni se plantea, tampoco lo tendría fácil. “No tengo otro lugar al que ir. Si demuelen mi casa aquí, ¿a dónde voy? No tengo tierras en otro lado. La tierra es cara”, explica el activista.

Alzando la vista pueden verse los cables de alta tensión que van desde el asentamiento de Carmel, un conjunto de viviendas separado de sus alrededores por una valla metálica, hasta los gallineros de los colonos, que cercan Umm al Khair.

Los residentes de la pequeña aldea palestina tienen prohibido conectarse a la corriente. Viven sin electricidad, sin apenas acceso al agua potable, y con el miedo constante a que sus casas sean demolidas por el Ejército, que destruye cualquier edificio que no cuente con los permisos israelíes, prácticamente imposibles de conseguir.

Mientras habla, dos colonos salen en coche de Carmel, a apenas unos metros de Umm al Khair, y paran el vehículo en medio del pueblo. Hathaleen se acerca y comienza a grabarlos con el móvil, hasta que finalmente se marchan.

“Vivimos en una cárcel. Es como dicen: una cárcel a cielo abierto”, lamenta.

    Los ataques de los colonos

La violencia de los colonos, que se ha vuelto más frecuente tras los ataques de Hamás del 7 de octubre y el comienzo de la guerra en Gaza, mantiene a la población en un permanente estado de alerta.

Los atacantes, la mayoría adolescentes, prenden fuego a casas, tiran piedras a los vehículos, matan al ganado y a veces incluso disparan contra los palestinos, que se limitan a grabar los ataques, por miedo a las represalias del Ejército.

Cuando alguno de los vecinos intenta denunciar a los colonos a las autoridades, los soldados los meten a ellos en la cárcel, cuentan a EFE varios de los residentes de Masafer Yatta.

Todo esto es posible porque la zona se encuentra en la designada como Área C de Cisjordania, bajo control civil y militar de Israel desde los fallidos Acuerdos de Oslo. Los residentes palestinos están sometidos a la ley militar; los colonos, a la legislación civil de Israel.

Presencia protectora

En las colinas del sur de Hebrón, entre el conjunto de aldeas palestinas que conforman Masafer Yatta, la pequeña localidad de Umm al Khair vive bajo la mirada constante de los colonos israelíes de Carmel, uno de los más de 140 asentamientos en Cisjordania ocupada reconocidos oficialmente por el Gobierno de Israel. En la imagen, Sam Stein, un activista judío de Nueva York que lleva cinco años viviendo en la zona. EFE/Magda Gibelli

La situación ha inspirado a decenas de voluntarios internacionales, incluidos algunos israelíes, a mudarse a los pueblos de Masafer Yatta para ejercer lo que describen como “presencia protectora”.

Sam Stein, un activista judío de Nueva York que lleva cinco años viviendo en la zona, explica a EFE que “simplemente el hecho de que haya consecuencias reales” por atacar a los activistas, tanto legales como mediáticas, sirve para prevenir parte de la violencia.

Pero los ataques han empeorado tanto tras el 7 de octubre que algunos han llegado a preguntarse si su presencia en el terreno tiene ya algún tipo de efecto disuasorio.

“Parte de mí simplemente tiene que creer en esto para seguir haciéndolo”, reconoce Stein, parte del grupo Rabbis for Human Rights (Rabinos por los derechos humanos).

Con todo, el joven ve motivos para el optimismo. “Hay un cambio de opinión enorme en la comunidad judía joven internacional”, explica.

“Todas las injusticias o atrocidades que han ocurrido alguna vez han acabado pasando. Quizás no sea bonito, pero en hebreo decimos ‘gam zeh ya’avor’: ‘esto también pasará'”, concluye.

Jorge Dastis

En las colinas del sur de Hebrón, entre el conjunto de aldeas palestinas que conforman Masafer Yatta, la pequeña localidad de Umm al Khair vive bajo la mirada constante de los colonos israelíes de Carmel, uno de los más de 140 asentamientos en Cisjordania ocupada reconocidos oficialmente por el Gobierno de Israel. En la imagen, niños de Umm al Khair, una pequeña localidad de Masafer Yatta, en Cisjordania, juegan en el centro deportivo de su comunidad, bajo el resguardo de activistas israelíes, que se mantienen alerta ante reiterados ataques de los asentamientos israelíes que rodean la zona. EFE/ Magda Gibelli