Madrid, 30 abr (EFE).- Los españoles no se sienten discriminados, entienden la amistad como una fortaleza, creen que hay equilibrio en su vida y se ven hábiles para lograr sus objetivos, pero opinan que carecen de voz en el ámbito político y están preocupados por cuestiones financieras y materiales, y por la paz interior.
Estas son las principales ‘fortalezas’ y ‘debilidades’ halladas en los españoles en el estudio mundial Global Flourishing, un esfuerzo pionero por descubrir qué aspectos confieren prosperidad y bienestar en cada país, impulsado por las universidades de Harvard y Baylor, el Open Science Framework y Gallup.
Y es que, aunque las instituciones y países elaboran con frecuencia estadísticas sobre economía, salud o esperanza de vida, estas no suelen medir el grado de bienestar de un país, al menos no el de sus individuos. Conocerlo es fundamental para diseñar políticas no solo que aseguren la supervivencia, sino también ‘una buena vida’.
El estudio se basa en más de 200.000 encuestas a personas de 22 países (6.290 en España) y pretende analizar el efecto de 109 variables sobre el grado de bienestar de sus individuos y descubrir qué patrones son más universales y cuáles más locales.
Hoy, la revista Nature Mental Health publica un resumen de los resultados obtenidos hasta ahora (más de 30 artículos). En los próximos dos años habrá nuevos informes que recogerán toda la información sobre las variables del bienestar que se podrán comparar por países.
El estudio de hoy, liderado por Tyler VanderWeele, de Harvard, y Byron Johnson, de la Universidad de Baylor (Texas), incluye variables tangibles como edad, sexo, educación, estado civil, empleo, afiliación religiosa y asistencia a servicios, estatus migratorio o raza/etnia, pero también otras cuestiones más amplias como el sentido y propósito de vida, las relaciones sociales o la satisfacción vital.
“Aunque pueda parecer que el estudio no aporta nada nuevo a lo ya conocido, no es del todo así. En primer lugar, supone una primera actualización de lo que ya se conocía en un contexto pospandémico y, para algunos países no occidentales, supone la primera vez que se ha investigado todos estos temas a fondo”, explica a EFE Pedro A. De la Rosa Fernández-Pacheco, de la Universidad de Navarra y coautor del estudio.
Juventud más infeliz
La primera conclusión es que los aspectos materiales y sociales del bienestar no coinciden necesariamente en todos los países: en lugares como Brasil, Australia y Estados Unidos, el bienestar aumenta con la edad, mientras que en Polonia y Tanzania disminuye con los años.
Y aunque en algunos países, como Japón y Kenia, se mantiene un patrón de prosperidad con la edad en forma de U -los jóvenes y los mayores son los que manifiestan más bienestar- parece que la tendencia está cambiando y que el bienestar es cada vez más plano hasta los 50 y que a partir de ahí aumenta.
Este patrón, revela que las personas de 18 a 49 años, y en especial los más jóvenes, lo están pasando peor ahora que en generaciones anteriores, especialmente los españoles que reportaron menores niveles de florecimiento respecto a otros grupos de edad, apunta De la Rosa.
Por sexos no se observó mucha diferencia en el grado de bienestar, aunque los investigadores descubrieron que los hombres prosperan más que las mujeres en Brasil, mientras que las mujeres prosperan más que los hombres en Japón.
En general, los aspectos que más se asocian al bienestar o “florecimiento” en la vida adulta son haber tenido una buena relación con el padre o la madre en la infancia y, sobre todo, no haber sufrido abusos, haber gozado de buena salud y no haberse sentido aislado en esta etapa de la vida, detalla a EFE De la Rosa.
Además, en prácticamente todo el mundo, los encuestados casados parecían tener un mayor bienestar que sus homólogos solteros en muchos países, según las respuestas a la encuesta, salvo en India y Tanzania.
En la mayoría de los países, las personas con mayor nivel educativo mostraron un mayor bienestar, excepto en Hong Kong y Australia.
Por último, el trabajo revela que casi un tercio de los participantes acudía a servicios religiosos semanalmente o más, lo que se asoció a mayores niveles de bienestar en todos los países.
Además, España -empatada con Alemania-, es el país con más bebedores semanales de alcohol (al menos una copa a la semana), mientras que Australia es el país que más bebe del mundo.
España es uno de los países donde la muerte de un padre o madre más impacto tiene en el bienestar en la edad adulta -junto a Israel y Nigeria- y uno de los lugares en los que los hombres reportan más florecimiento que las mujeres.
Políticas futuras
Aunque el estudio presenta limitaciones como no incluir a países de renta baja o que no todos son representativos de la población mundial, cuenta con una muestra de cada región mundial -según los criterios de la Organización Mundial de la Salud- y algunos de los patrones detectados parecen universales.
“El estudio es de acceso abierto y busca precisamente eso: abrir el debate. Lo que medimos define de qué hablamos y hacia dónde dirigimos nuestras políticas. Y si empezamos a hablar más de bienestar, quizá también empecemos a priorizarlo”, concluye De la Rosa.