La Argentinita, mujer «superlibre» y activista cultural que revolucionó la danza española

Madrid, años 30 aprox.- La bailarina Encarnación López, la Argentinita, con su compañero de baile Rafael Ortega (i) y Antonio Triana. EFE

Carmen Martín

Madrid, 23 sep (EFE).- Pintada por Julio Romero de Torres; novia del matador de toros Joselito ‘El Gallo’; amante de su cuñado el torero-intelectual Ignacio Sánchez Mejías; y comadre de Federico García Lorca, Encarnación López, la Argentinita, considerada la gran revolucionara de la danza española y mujer «superlibre», falleció hace 80 años sin el reconocimiento que merecía.

«Fue puntal de la danza española en el mundo», dice a EFE la escritora Paulina Fariza, autora del ensayo biográfico ‘La vida encontrada de Encarnación López, la Argentinita’ (Editorial Bala Perdida).

En él reivindica la figura de esta artista que interpretaba el folclore español en línea con los autores de la Generación del 27: de manera plural, rico y bello en su sencillez. «Murió sin el reconocimiento que merecía».

 Investigó mucho sobre los bailes españoles y los del resto del mundo, «era una mujer curiosa con una gran valía artística», añade Fariza, quien se lamenta que de ella solo se conocían sus relaciones amorosas con los toreros Joselito ‘El Gallo’ e Ignacio Sánchez Mejías (ambos cuñados) y su gran amistad con el poeta Federico García Lorca.

Sin embargo, la Argentinita (Buenos Aires, 3 de marzo de 1898 – Nueva York, 24 de septiembre de 1945) fue una «activista cultural» autora de grandes hitos escénicos como ‘Las calles de Cádiz’, ‘El amor brujo’ o ‘La romería de los cornudos’. Debutó en San Sebastián en el teatro-circo en 1905 con 8 años.

Nació en 1898 en Argentina, donde su padre decidió abrir un negocio de telas. En 1903 la familia se instala en Madrid y desarrolla un gran interés por el flamenco.

La pequeña Encarnación se empapa de los movimientos de las bailarinas del café cantante. Desde que comienza, la familia la acompaña por toda la geografía española. Trabajó en Madrid en el Teatro de La Latina, en el de la Comedia y en el Apolo con espectáculos y coreografías que combinaban el flamenco, el tango, las bulerías y los boleros. En 1915 la retrató el pintor cordobés Julio Romero de Torres.

 La relación de Encarnación López y su amante Sánchez Mejías con Federico García Lorca, Rafael Alberti, Dámaso Alonso o José Bergamín fue muy estrecha. La Argentinita -recuerda la autora- grabó a dúo con Lorca en Nueva York ‘Canciones populares españolas’, una serie de canciones de los siglos XVIII y XIX que incluían las populares versiones de ‘Los cuatro muleros’ o ‘El café de chinitas’, entre otras.

El buen entendimiento entre los amantes (la Argentinita y Sánchez Mejías) y Lorca propició la creación de la ‘Compañía de Bailes Españoles’, experiencia en la que Encarnación López instala el baile jondo en la vanguardia de la escena teatral y recupera a viejas glorias como Juana Vargas o la Macarrona.

«Fue la gran revolucionaria de la danza española, un referente cultural y sobre todo una mujer libre que pagó el precio de lo que ello significa», añade la autora, que ha investigado su vida en muchos rincones donde la historia la había olvidado, silenciado o minimizado los relevantes episodios de su vida.

¿Por qué su figura y legado se han silenciado?

Madrid, hacia 1931.- Retrato de la bailarina Encarnita López, la Argentinita, en su camerino. EFE/esl

La autora destaca que la vida y el legado de la Argentinita se vieron truncados por varios motivos: su adhesión a la República, la muerte por asta de toro de su amante Ignacio Sánchez Mejías (hombre casado) y el asesinato de su compadre y colaborador Federico García Lorca.

Tras la muerte de su gran amor, la artista pone rumbo a América y se refugia en el baile. Vuelve a España en julio de 1936, a punto de empezar la Guerra Civil. Se reúne con Lorca, justo iban a hacer ‘Títeres de cachiporra’. No volvió a verlo.

Tras estos hechos se instala en Nueva York, donde interpretó su versión del ‘Amor brujo’ en la Ópera Metropolitana de Nueva York. Su repentina muerte llegó en 1945.

Todo ese trabajo de ahondar en las raíces de los bailes populares y su visión de la danza como eje de la cultura se ocultaron tras «la mirada estereotipada del folclore español que impusieron los Coros y Danzas de la Sección Femenina durante la dictadura», cuenta la autora.

Consciente de ese eclipse de la Argentinita, Paula Farizal y la editorial española Bala Perdida ponen en escena la figura de esta artista, una de las grandes renovadoras de la danza española, coincidiendo con el aniversario de su fallecimiento y tras haber ganado un litigio con uno de sus herederos. EFE

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