La Casa Blanca insiste en que el “Signalgate” es un caso cerrado y que no habrá dimisiones

La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt. EFE/EPA/SHAWN THEW

Washington, 31 mar (EFE).- La Casa Blanca aseguró este lunes que el caso “Signalgate” se da por cerrado y que el asesor de Seguridad Nacional, Mike Waltz, que originó el suceso al incluir aparentemente por error a un periodista en una sala de chat en el que se habló sobre un ataque militar en Yemen, seguirá en su puesto.

“Como el presidente (Donald Trump) ha dejado muy claro, Mike Waltz sigue siendo una parte importante de su equipo de seguridad nacional, y este caso está cerrado aquí en la Casa Blanca”, explicó a los medios la portavoz de la oficina presidencial estadounidense, Karoline Leavitt.

“En lo que a nosotros respecta, se han tomado medidas para garantizar que algo así no vuelva a ocurrir”, añadió Leavitt al ser preguntada por el estatus de Waltz y de una investigación que la Casa Blanca aseguró la semana pasada que realizaría sobre el suceso.

Pese a las palabras de Leavitt, diferentes medios estadounidenses han publicado reportes sobre la delicada situación en la que ha quedado Waltz, cuyo error ha causado enojo entre altos funcionarios estadounidenses.

El editor jefe de la revista The Atlantic, Jeffrey Goldberg, publicó la semana pasada que Waltz lo incluyó en un chat de la aplicación Signal en el que varios miembros del Gabinete discutieron durante días, sin reparar en la presencia del periodista, sobre los preparativos de los bombardeos a los rebeldes hutíes del Yemen del 15 de marzo.

En esa conversación, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, facilitó las horas concretas y el armamento que iba a utilizarse en el ataque, una información que pudo poner en peligro a personal militar estadounidense.

“El presidente, Mike Waltz y todo su equipo de seguridad nacional han estado trabajando muy bien juntos, si nos fijamos en lo mucho más seguro que está Estados Unidos gracias al liderazgo de este equipo”, zanjó hoy Leavitt.

El “Signalgate” ha planteado dudas sobre la capacidad del Gobierno de Donald Trump para manejar información sensible y ha hecho temer sobre la posibilidad de que países como Rusia o China hayan podido espiar regularmente este tipo de intercambios.