Cristina García Casado
Salamanca, 16 may (EFE).- La inteligencia artificial es materia de debate también en el mundo del arte, donde museos referentes como la Casa Lis de Salamanca exploran sus posibilidades, por ejemplo hacer bailar y dar vida a sus criselefantinas, pero siempre como un complemento del original y justificando muy bien ante el visitante por qué y cómo se ha hecho.
«Está habiendo una gran discusión sobre la utilización de inteligencia artificial en los museos. En muchos casos se está haciendo, yo creo, un uso abusivo, sin más, por buscar un gusto estético. Nosotros estamos buscando todo lo que supone un complemento para la exposición», explica en una entrevista con EFE el director del Museo Art Nouveau y Art Déco Casa Lis de Salamanca, Pedro Pérez Castro.
En este museo «singular» de Castilla y León coinciden estos días las propuestas por el Día Internacional de estos centros, que se celebra el domingo, y por la conmemoración de su 30 aniversario, entre las que destaca la exposición ‘Danzantes. Mitos y Leyendas’, una cuidada selección de criselefantinas, esculturas realizadas en marfil y bronce, en la que se recurre a la inteligencia artificial partiendo de fotografías históricas para recrear escenas de danza.
El objetivo de esta producción propia de Casa Lis es ofrecer al visitante una visión única y moderna de los movimientos y las coreografías que inspiraron a los artistas de la época: resaltar cómo la tecnología puede revivir el arte clásico y convertirlo en una experiencia contemporánea.
«Está habiendo una gran polémica en la utilización de cualquier elemento digital, no solamente la inteligencia artificial, sino también otro tipo de técnicas como pueden ser las inmersivas. Nosotros lo tenemos bastante claro: para nosotros lo más importante es la pieza original», indica Pérez Castro.
Y añade: «En esta exposición, tenemos las piezas originales, que son las elefantinas, expuestas de forma tradicional, es decir, con muy buena iluminación, contextualizadas con unas gráficas, y hemos dejado para el final la utilización de la inteligencia artificial como un elemento de producción propia, separado para que perfectamente se vea lo que es la diferencia, y que nunca sea una sustitución de las piezas de la colección, sino un complemento».
Pedagogía para que el visitante lo distinga
La Casa Lis quiere que al visitante le quede tan claro como al equipo qué es y qué no inteligencia artificial y por qué aportación se ha decidido usarla, de manera que, al final de la exposición, indican que la producción está hecha con esa técnica.
«Es decir, que hay una explicación suficiente para que el visitante sepa perfectamente diferenciar lo que es artificial, que es esta utilización de técnicas digitales, de lo que realmente es la pieza original. Eso está perfectamente explicado», subraya.
El museo ya había utilizado antes los hologramas, para introducir personajes del pasado en la interacción con los visitantes, y prevé seguir trabajando con ellos, pero tiene claro dónde está la línea roja: «Todo lo que sea complementar, perfecto. Todo lo que sea intentar con técnicas digitales de inteligencia digital sustituir lo que sería el relato de una colección, no, no estamos de acuerdo», afirma el director.
