La Habana, 8 jun (EFE).- El fuerte incremento de las tarifas de telefonía móvil aplicado este junio en Cuba ha sido la chispa que ha prendido un desencanto político más profundo y general entre los universitarios, una generación que apenas ha experimentado algo más que crisis en sus vidas.
Esta semana, alumnos de distintas universidades por toda la isla criticaron en asambleas las subidas del monopolio estatal de las telecomunicaciones Etecsa, exigieron revertirlas, propusieron contramedidas y algunas facultades iniciaron un paro estudiantil indefinido. Claustros enteros y profesores individuales se solidarizaron con los jóvenes.
Además, colectivos de universitarios rechazaron abiertamente el posicionamiento de la oficialista Federación de Estudiantes Universitarios (FEU), evidenciando la fractura entre sus heterogéneas bases y su dirección, alineada con el Partido Comunista de Cuba (PCC, único legal).
Todos estos movimientos, aunque no generalizados ni desestabilizadores, resultan relevantes y llamativos porque son muestras de malestar inéditas en las universidades cubanas. Especialmente en el actual contexto de grave policrisis e incertidumbre.
«Es un hecho histórico», asegura a EFE un profesor de la Universidad de La Habana que ha acompañado las reivindicaciones de sus alumnos y prefiere mantenerse en el anonimato. A su juicio, aún es pronto para saber cómo va a evolucionar la situación.
De la capacidad de articulación de los jóvenes a la proximidad de los exámenes finales, pasando por las interconexiones de los universitarios con otros grupos sociales descontentos o la respuesta del Gobierno (o su ausencia), son factores que determinarán el futuro de estas protestas.
El nuevo sistema de tarifas, anunciado el 30 de mayo e implementado dos días después, incluía un paquete de 6 gigabites (GB) básico mensual por 360 pesos (3 dólares al tipo de cambio oficial para las personas físicas). A partir de ahí, cada recarga extra cuesta más de un salario mínimo o una pensión básica, o debe pagarse en divisas.
En medio de las tensiones, las autoridades han realizado varias reuniones con estudiantes de diferentes centros en un intento —hasta ahora infructuoso— por encontrar soluciones.
En un recorrido realizado por EFE en la Facultad de Matemática y Computación, la primera que aprobó el paro indefinido, se constató que las aulas estaban prácticamente vacías. Sin embargo, dos estudiantes que sí se encontraban ahí —ambos con posiciones favorables al Gobierno— argumentaron que la baja afluencia se debía a que el semestre está por terminar.
También se hicieron eco de lo que se ha sugerido en los medios estatales cubanos y entre los círculos dentro la órbita del PCC: que los comunicados en favor del paro y las posturas más críticas vienen desde fuera de la isla, impulsados por los grupos de derecha del exilio en Estados Unidos, en un intento orquestado para «desestabilizar».
Sin embargo, un estudiante de tercer año de esta Facultad, que pidió anonimato, ironizó con EFE: «La realidad es que el comunicado que se publicó se aprobó por la mayoría y se leyó públicamente. Los que sí vinieron (a clases) son los pocos que estaban en contra. Hay una contradicción un poco loca: es curioso, el diálogo (con las autoridades) hasta ahora no ha dado resultado, pero nos están escuchando, estamos hablando. Parece que habrá alguna mejora… pero luego van y desmienten cosas en la prensa (oficialista)».
Afuera de la Facultad de Ciencias Médicas Manuel Fajardo, otra de las que aprobó el paro en La Habana, Geylis Cárdenas reconoció a EFE que se trata de una «medida extrema», pero «necesaria».
«No sería necesaria si, en lugar de justificarse con respuestas preelaboradas que no responden a nuestras demandas, se buscara una solución», censuró.
Respuesta oficial

La presión estudiantil ha tenido su efecto: Etecsa y el Gobierno cubano han salido a los medios oficiales en repetidas ocasiones -algo infrecuente- a responder a las críticas.
Pero más allá de alguna cesión para estudiantes y algún otro colectivo (un segundo paquete a 360 pesos) y de reconocer fallos en el «diseño» y la «implementación» de las tarifas, así como su «comunicación», lo que han dicho las autoridades es que el grueso de las medidas se mantienen.
Aseguraron que Etecsa está en una frágil situación financiera, principalmente por la caída de sus ingresos en divisas (vía recargas de familiares en el exterior), y precisa aumentar sus ingresos para evitar un «colapso tecnológico», como dijo el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel.
«No es lo que queremos, pero es lo que tenemos», aseguró el presidente, quien mostró comprensión con las «insatisfacciones», «disgustos» y «críticas justas» de la población. Pero sostuvo que más allá del algún cambio menor, no había marcha atrás.
Díaz-Canel concluyó subrayando que hay en marcha una «ofensiva brutal» desde las «plataformas de odio antirrevolucionario» en el exterior para involucrar a los estudiantes en una «campaña total de descrédito».
Desde la oposición -principalmente fuera de la isla- se han destacado e incluso exagerado las críticas de los jóvenes, pero la mayoría de los universitarios operan desde posiciones heterogéneas, no alineadas con la disidencia política y con un alto grado de autonomía.
