Barcelona, 15 may (EFE).- Un estudio liderado por el Vall d’Hebron Instituto de Investigación y el Instituto de Investigación Sant Joan de Déu muestra que la contaminación ambiental aumenta el riesgo de problemas emocionales (depresión, ansiedad…) en los niños, mientras que la presencia de espacios verdes cerca de ellos es beneficiosa.
Se trata de una investigación llevada a cabo con más de 4.000 niños y adolescentes de ambos sexos de entre 5 y 10 años de escuelas e institutos de Cataluña, y los resultados refuerzan la necesidad de implementar estrategias para mejorar la calidad del aire, especialmente en áreas alrededor de los centros educativos.
El trabajo, publicado en la revista Child and Adolescent Mental Health, ha sido posible gracias al apoyo de la Marató de 3Cat y el área de Salud Mental del CIBER (CIBERSAM), así como por la colaboración del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación “la Caixa”.
Un 13,4 % de niños sufren problemas mentales
Los problemas emocionales y de conducta son frecuentes en la infancia: se calcula que, aproximadamente, un 13,4 % de niños y adolescentes sufren problemas de salud mental en el mundo.
Estos trastornos pueden continuar en la edad adulta y tener un gran impacto en los individuos y sus familias, indican los investigadores del estudio.
Aunque la genética es importante, el papel de los factores ambientales en el desarrollo de la salud mental está ampliamente aceptado, porque cada vez hay más evidencias de que dichos factores presentes también en el entorno juegan un papel fundamental en la salud del cerebro.
Según explica la doctora Silvia Alemany, investigadora del grupo de psiquiatría del Vall d’Hebron Instituto de Investigación (VHIR) y del CIBERSAM, entre los factores ambientales que pueden afectar al cerebro se encuentra la contaminación atmosférica.
Considera, en este sentido, que aunque ya hay muchos estudios llevados a cabo en adultos, “es esencial estudiar estos efectos en la infancia, ya que es una etapa clave del desarrollo y pueden tener consecuencias a largo plazo”.
Casi 4.500 niños de 48 centros educativos
Para entender mejor la relación entre el medio ambiente y la salud mental en la infancia, el VHIR y el Instituto de Investigación Sant Joan de Déu (IRSJD) han coordinado un trabajo con 4.485 niños y adolescentes de 48 colegios e institutos de Cataluña, tanto públicos como privados.
Por un lado, estudiaron su exposición a varios contaminantes del aire, como el dióxido de nitrógeno y las partículas en suspensión, así como la proximidad de espacios verdes a los centros educativos.
Por otro, mediante cuestionarios a las familias, se analizó la salud mental de cada niño, y se estudiaron los efectos de la exposición a contaminación y la proximidad a espacios verdes durante períodos de entre uno y cuatro años antes de la evaluación de los problemas emocionales y de conducta.
Los resultados mostraron que la exposición a contaminación atmosférica, especialmente las partículas PM10, se asocia a un mayor riesgo de problemas emocionales como ansiedad y depresión, efectos que se observaban al cabo de un año.
Se puso de relieve, por el contrario, que el hecho de tener áreas verdes a menos de cien metros del colegio reducía el comportamiento agresivo de los niños y adolescentes, y estas diferencias se observaban incluso cuatro años después de la exposición.
Las zonas verdes reducen el estrés
El equipo investigador señala que, entre los efectos beneficiosos derivados directamente de la exposición a zonas verdes figuran la reducción de los niveles de estrés, pero también el hecho de que favorecen la actividad física, la interacción social, el juego al aire libre y la reducción del ruido o la contaminación.
El trabajo analizó también si el sexo, la edad, el estatus socioeconómico o la predisposición genética podían influir en estos resultados, pero no se encontraron diferencias significativas, lo que indica que estos efectos se dan independientemente de estos factores.
Proteger la salud mental
Los resultados obtenidos en este estudio ponen de manifiesto la necesidad de reducir la contaminación y aumentar las zonas verdes para proteger la salud mental de los niños y adolescentes.
La doctora Rosa Bosch, coordinadora del programa SJD MIND Escuelas en el IRSJD y coautora del estudio, apunta que “es necesario apostar por estrategias para mejorar la calidad del aire y ampliar los espacios verdes, especialmente en áreas cerca de las escuelas”.