La contaminación lumínica prolonga los cantos de las aves casi una hora

Brent Pease, profesor adjunto de la Facultad de Silvicultura y Horticultura de la Universidad del Sur de Illinois muestra un BirdWeather, un dispositivo resistente a la intemperie con micrófonos, Wi-Fi, GPS, sensores ambientales e inteligencia artificial. Gracias a esta aplicación de ciencia ciudadana se ha documentado que la contaminación lumínica, que afecta a casi la cuarta parte de la superficie de la Tierra, está provocando que las aves de todo el mundo canten más tiempo cada día, prolongando sus vocalizaciones una media de 50 minutos. Crédito: Foto de la Universidad del Sur de Illinois en Carbondale por Russell Bailey.

Redacción Ciencia, 21 ago (EFE).- La contaminación lumínica que afecta a casi la cuarta parte de la superficie de la Tierra está provocando que las aves de todo el mundo canten más tiempo cada día, prolongando sus vocalizaciones una media de 50 minutos.

Así lo pone de manifiesto un estudio de los investigadores estadounidenses Brent Pease y Neil Gilbert que recoge este jueves la revista Science, y que está considerado el primero en documentar este fenómeno en aves de diferentes especies, regiones y estaciones.

El estudio ‘bebe’ de los datos del proyecto de ciencia ciudadana BirdWeather, que incluye grabaciones de científicos voluntarios, monitorización automatizada de la biodiversidad y aprendizaje automático.

“El algoritmo de aprendizaje automático permite analizar grabaciones de audio de aves las 24 horas del día los siete días de la semana lo que, de otro modo, llevaría toda una vida escuchar”, señala Brent Pease, uno de los autores, en un comunicado.

Los científicos intuían que la contaminación lumínica, que afecta a un 23 % del planeta, es particularmente dañina para los animales porque altera sus ritmos biológicos y sus patrones de actividad regidos por el ciclo circadiano de luz y oscuridad.

Particularmente, se sospechaba que las aves al estar más expuestas a la luz, ya sea por tener ojos grandes o nidos abiertos, serían de las más afectadas por este tipo de contaminación.

Para documentarlo, Pease y Gilbert han analizado 2,6 millones de observaciones de vocalizaciones de aves al amanecer y 1,8 millones de observaciones de cantos de aves al atardecer, correspondientes a 580 especies de aves diurnas en más de 7.800 localizaciones a nivel mundial.

La conclusión es que este tipo de contaminación prolonga, de media, los cantos de las aves en casi una hora, especialmente por la noche.

El mayor tiempo de canto es más acusado en especies con ojos más grandes, nidos más abiertos o mayores hábitos migratorios, así como en época de reproducción.

Los autores consideran que los próximos pasos pasan por estudiar cómo afecta la contaminación lumínica a la capacidad de supervivencia y reproducción de las aves, y tener en cuenta este factor en las estrategias de conservación.