Teherán, 14 jul (EFE).– Cuando se cumple una década de la firma del acuerdo nuclear entre Irán y las potencias mundiales, que parecía poner fin a las preocupaciones sobre el programa atómico iraní, el conflicto persiste y las tensiones han llegado a sus niveles más altos, incluso con una guerra reciente.
El 14 de julio de 2015, Irán y las potencias mundiales rubricaron uno de los pactos más difíciles de alcanzar, oficialmente denominado Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC).
El pacto, que se logró tras dos años y medio de intensas negociaciones, contemplaba la limitación del programa nuclear iraní a cambio del levantamiento de las sanciones internacionales. Pero solo duró tres años.
En 2018, Estados Unidos lo abandonó unilateralmente y reimpuso duras sanciones a Irán, lo que dejó el pacto moribundo.
Este lunes, Irán volvió a responsabilizar a EE. UU. y Europa por la situación actual en torno a su programa nuclear: a Washington, por salirse del pacto, y a los europeos, por “no compensar los daños y consecuencias de la retirada unilateral estadounidense”.
“Si hubieran cumplido sus compromisos, la República Islámica de Irán no se habría visto obligada a reducir sus compromisos conforme a los derechos que le otorga el propio PAIC y hoy no estaríamos en esta situación”, reprochó el portavoz del Ministerio iraní de Exteriores, Ismail Baghaei, en su rueda de prensa semanal.
Tensiones por el ‘snapback’
La situación podría empeorar próximamente si Francia, Alemania y el Reino Unido -conocidos como E3- cumplen su amenaza de activar, antes del 18 de octubre, el mecanismo denominado ‘snapback’, que restablece automáticamente las sanciones aprobadas por la ONU contra Irán.
De activarse, se restablecerían el embargo de armas de la ONU, así como controles de exportación, prohibiciones de viaje, congelación de activos y otras restricciones a personas, entidades y bancos iraníes.
Para Irán, recurrir al ‘snapback’ en estas circunstancias es “irrelevante” y carece de “fundamento jurídico, político y ético”.
“Los países europeos han violado sus compromisos esenciales en el acuerdo nuclear y no tienen legitimidad para recurrir a este mecanismo”, afirmó el vocero de la diplomacia iraní.
Pero para Europa, el ‘snapback’ es una herramienta legítima ante el incumplimiento de Irán de sus compromisos nucleares.
Con evidente preocupación, Irán pidió a los europeos “reflexionar más” antes de adoptar esa medida, advirtiendo con una “respuesta adecuada y proporcional” si se recurre a dicha acción.
Retorno a la diplomacia
El regreso a la diplomacia es la vía que podría evitar el retorno de las sanciones de la ONU contra la República Islámica y prevenir una nueva guerra como la de junio, en la que Irán e Israel se enfrentaron directamente, con participación de EE. UU., que bombardeó instalaciones nucleares iraníes.
A pesar del conflicto, Teherán asegura que no ha cerrado la puerta al diálogo.
“La diplomacia es una herramienta y una oportunidad, y bajo ninguna circunstancia estamos autorizados a privar a nuestro país de este instrumento”, afirmó el portavoz de la Cancillería iraní.
El sábado, el ministro iraní de Exteriores, Abás Araqchí, también mencionó posibles negociaciones con EE. UU., pidiendo garantías de que no volverá a lanzar un ataque militar.
“Sabemos que en las relaciones internacionales no existen garantías absolutas, pero es legítimo exigir señales claras de que no se repetirá el mismo comportamiento”, sostuvo Araqchí, quien dijo haber recibido mensajes de parte de Washington para volver a la mesa de negociaciones.
Por su parte, el viceministro iraní de Exteriores para Asuntos Jurídicos e Internacionales, Kazem Gharibabadi, dijo a la televisión estatal que sus posturas de principios en unas posibles conversaciones “no cambiarán respecto a antes de la guerra”, en alusión al derecho de Irán al enriquecimiento de uranio con fines pacíficos.
“Estamos más determinados en defender los derechos de Irán”, afirmó Gharibabadi.
Pero Israel continúa presionando para que un posible acuerdo con Irán garantice sus intereses.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, dijo el sábado en una entrevista con Fox News que cualquier pacto debería incluir el “cero enriquecimiento de uranio y ningún misil balístico” con alcance superior a 480 kilómetros.
Irán respondió de forma sarcástica a esas exigencias.
“¿Qué podría estar fumando exactamente Netanyahu? Y si nada, ¿qué (información comprometedora) podría tener el Mossad sobre la Casa Blanca para actuar de esta manera?”, escribió el jefe de la diplomacia iraní en X.
Araqchí afirmó que Irán “nunca aceptará nada que diga un criminal de guerra buscado”, en referencia a Netanyahu.
Ante este escenario y con las partes decididas a no ceder, repetir el éxito de 2015 en las negociaciones parece una misión imposible.
Aydin Shayegan