La corrupción, una vez más protagonista de las elecciones en Portugal

Casino de Espinho, gestionado por Solverde, una empresa que se vio involucrada en la polémica empresarial que hizo caer al primer ministro en funciones de Portugal, Luís Montenegro, y motivó la convocatoria de elecciones anticipadas para el próximo 18 de mayo. En Espinho, en el norte de Portugal, restan importancia a la polémica empresarial de su vecino más ilustre, el primer ministro en funciones Luís Montenegro, que hizo caer a su Gobierno y puso, de nuevo, a la corrupción como telón de fondo de unas elecciones anticipadas en el país. EFE/ Laia Mataix Gómez

Espinho (Portugal), 14 may (EFE).- En Espinho, en el norte de Portugal, restan importancia a la polémica empresarial de su vecino más ilustre, el primer ministro en funciones Luís Montenegro, que hizo caer a su Gobierno y puso, de nuevo, a la corrupción como telón de fondo de unas elecciones anticipadas en el país.

Cartel electoral del Partido Socialista (PS) de Portugal y su líder, Pedro Nuno Santos, en Espinho, la localidad natal del primer ministro en funciones, Luís Montenegro, en el marco de la campaña electoral para las próximas elecciones del 18 de mayo. En Espinho, en el norte de Portugal, restan importancia a la polémica empresarial de su vecino más ilustre, el primer ministro en funciones Luís Montenegro, que hizo caer a su Gobierno y puso, de nuevo, a la corrupción como telón de fondo de unas elecciones anticipadas en el país. EFE/ Laia Mataix Gómez

“Él tiene muchos negocios (…) No puedo culpar a los que han trabajado por su dinero”, responde a EFE Joaquim, de 79 años, sobre la controversia de Spinumviva -un guiño a Espinho-, una empresa en manos de la familia del primer ministro, fundada cuando Montenegro estaba fuera de la política activa.

Carteles electorales del gobernante Partido Social Demócrata (PSD) con la imagen del primer ministro en funciones, Luís Montenegro, en su natal Espinho en el marco de la campaña electoral para las próximas elecciones del 18 de mayo. En Espinho, en el norte de Portugal, restan importancia a la polémica empresarial de su vecino más ilustre, el primer ministro en funciones Luís Montenegro, que hizo caer a su Gobierno y puso, de nuevo, a la corrupción como telón de fondo de unas elecciones anticipadas en el país. EFE/ Laia Mataix Gómez

Esta compañía, por la que el Gobierno portugués perdió la confianza del Parlamento y precipitó los segundos comicios anticipados en menos de un año, recibió pagos de empresas donde el primer ministro trabajó en el pasado, como Solverde, un grupo que gestiona hoteles y casinos, varios de ellos en Espinho.

Para Joaquim, que votará el domingo por Montenegro como ya hizo el año pasado, esta sospecha de corrupción no es más que negocios entre vecinos, y se deleita en contar anécdotas del primer ministro con tintes heroicos, como cuando rescató a dos personas en la playa del pueblo, e incluso chupó el veneno de una de ellas a la que picó un pez escorpión.

Después de que el Parlamento le retirara la confianza por sospechas de corrupción, las encuestas dan la victoria a la alianza del Partido Social Demócrata (PSD) de Montenegro en las urnas este 18 de mayo.

Ante los escándalos, los principales partidos dedican capítulos de sus programas a las medidas contra esta lacra, como el PSD, que propone dar continuidad a su Agenda Anticorrupción, aprobada el año pasado, y resalta que “la acción represiva y punitiva del Estado sigue siendo indispensable”.

Mientras, el Partido Socialista (PS) propone “movilización de recursos y fomento de la eficacia, eficiencia y rapidez de la investigación penal”, y, entre otros, regular el cabildeo en las entidades públicas.

Ambos partidos han estado salpicados en las últimas décadas por casos de corrupción, tanto a nivel nacional como a nivel local.

Espinho es un microcosmos de Portugal: dos alcaldes arrestados por corrupción, uno del PSD y otro del PS. A este último lo sustituyó Maria Manuel Cruz, quien explicó a EFE que ha sido “un proceso muy difícil” recuperar la confianza de los votantes.

A nivel nacional, el año pasado también hubo comicios anticipados después de que el ahora ex primer ministro, el socialista António Costa, dimitiera por sospechas de irregularidades que nunca fueron probadas.

Las calles de Espinho, donde viven aproximadamente unas 30.000 personas, están desnudas de publicidad electoral de su célebre vecino, apenas un par de carteles en la rotonda de entrada: no es necesaria, la mayoría le votará a pesar de que Spinumviva no es la única controversia en la que se ha visto envuelto.

La construcción de su casa también ha estado bajo sospecha, y la Fiscalía abrió una investigación penal, que al final fue archivada, tras recibir una denuncia sobre posibles beneficios fiscales ilegítimos.

“La reconocerás”, dice una vecina al dar indicaciones de dónde queda.

La vivienda, a 230 metros del casino de Espinho, propiedad de Solverde, está en segunda línea de playa y mirando a las vías del tren, con un coche de Policía custodiándola.

“Para la gente aquí, en Espinho, eso no significa mucho”, explicó a EFE Nigel Randsley, asesor de la actual alcaldesa, Maria Manuel Cruz, quien sintetizó: “Montenegro es un hijo de la tierra (…) y la gente aquí se conoce, así que es natural que una persona como Montenegro haga negocios con las empresas que le son cercanas”.

Montenegro no logró ganar ninguna de las dos elecciones en las que se postuló para liderar el Ayuntamiento espinhense, como recordó el candidato del PS por Espinho al Parlamento nacional, Nuno Almeida, quien admitió que los locales “sienten cierto orgullo por tener a una persona oriunda dirigiendo el destino del país”.

“Yo lo conozco desde que era pequeño y jugó dominó con mi marido”, contó a EFE María Iracema, una brasileña de 84 años que llegó a este pueblo hace más de 50. Votará por Montenegro de nuevo porque se siente en la “obligación” de hacerlo por ser de Espinho, aunque resumió: “Lamentablemente, todos son iguales”.

Laia Mataix Gómez