La Paz, 25 sep (EFE).- Los recientes avistamientos de gatos andinos en un área protegida en el noroeste de Bolivia darán pie a un plan de acción para preservar a esos esquivos felinos, considerados ‘mensajeros de los achachilas’, los espíritus guardianes de las montañas, que se encuentran en «peligro crítico» en el país suramericano.
La Fundación Teko Kavi impulsa la iniciativa dentro del proyecto Conservación del Gato Andino en Bolivia y Perú, que se desarrolla con financiación del Fondo de Alianzas para los Ecosistemas Críticos (CEPF, en inglés) y apoyo del Gobierno de Canadá.
La fundación trabaja en Bolivia en el Área Natural de Manejo Integrado Nacional Apolobamba, una zona altoandina en el norte del departamento de La Paz.
«Nuestro objetivo es tener un plan de acción de conservación del gato andino del área protegida de Apolobamba (…) Todas nuestras acciones las realizamos con los guardaparques del área protegida y trabajamos con las comunidades», explicó a EFE el biólogo Josef Rechberger, coordinador del proyecto.
Para lograrlo, se instalaron 40 cámaras trampa que estuvieron activas entre mayo y agosto en las ‘markas’ o conjuntos de comunidades de Apacheta, Suni Alpaqueros y Cañuhuma y en minas abandonadas en el sur de Apolobamba, precisó a EFE la bióloga Oriana Prado.
Según Prado, en ese periodo se tuvo registros, aunque no se sabe «exactamente de cuántos individuos» porque no se les puede identificar «a detalle».
Por la distancia entre las cámaras, se piensa que podrían ser unos tres, aunque «podrían ser más o quizás alguno se ha movido mucho», indicó.
Estos avistamientos complementan otros registros obtenidos en la primera fase del proyecto realizada en 2023 también en Apolobamba, pero en los territorios de la Nación Puquina, en el norte del área protegida.
La bióloga precisó que con estos datos, se hará «el plan de acción para la conservación» del gato andino en Apolobamba.
Gato ‘mensajero’
El gato andino (leopardus jacobita) habita en Argentina, Bolivia, Chile y Perú y se calcula que en la región existen entre 2.400 a 2.500 individuos, un «número muy pequeño», según Rechberger.
Estos animales llegan a pesar hasta siete kilos y se caracterizan por sus orejas grandes y ligeramente redondas, nariz negra, pelaje con manchas y una gruesa cola con anillos oscuros.
Rechberger precisó que en Suramérica, el gato andino se encuentra en peligro y en Bolivia «tiene una categoría más avanzada», pues según el Libro Rojo de Vertebrados del país, está «en peligro crítico».
Los gatos andinos viven en lugares altos y rocosos, una de las razones por las que su población es reducida, pues estos sitios no son continuos, lo que también los vuelve vulnerables al cambio climático y a algunas enfermedades.
Su alimento principal son las vizcachas, unos roedores parecidos a los conejos, pero con colas alargadas, y con esto, los felinos contribuyen a evitar la sobrepoblación de esos animales que se alimentan de las plantas de los bofedales, actuando también en el ciclo del agua en estas zonas.
La Nación Puquina lo considera «sagrado» y lo llama el ‘mensajero de los achachilas’, un portador de buenos presagios, mientras que los pobladores del sur de Apolobamba lo evitan porque creen que si lo hieren o molestan, «se van a enfermar, o les puede hasta caer el rayo», señaló Rechberger.
Amenazas y acciones
Según Rechberger, una de las «amenazas más terribles para el gato» es la minería, que le afecta indirectamente por la contaminación de los cuerpos de agua en los lugares donde habita este animal.
Con el proyecto también se detectó que los perros y gatos domésticos de las comunidades aledañas en ocasiones llegan hasta el hábitat del gato andino en busca de alimento, lo que supone otra amenaza por las enfermedades que podrían transmitir a los felinos silvestres.
Ante esto, Teko Kavi trabaja con las escuelas en Apolobamba para explicar sobre el rol ecológico del gato y busca concienciar a los pobladores sobre la tenencia responsable de mascotas.
Además realizaron talleres de sensibilización sobre la minería responsable para evitar la contaminación del agua y prevén apoyar una iniciativa para que las indígenas de la zona hagan artesanías tejidas con la imagen del gato andino, algo que les genere ingresos y, a la vez, apoye a la conservación de estos animales.
Gina Baldivieso