Mérida, 3 jun (EFE).- La defensa de David Sánchez, hermano del presidente del Gobierno, sostiene en un escrito remitido a la Audiencia de Badajoz que el auto de apertura de juicio en la causa abierta por presuntos delitos de tráfico de influencias y prevaricación carece de fundamento y se basa en la sospecha como refleja el uso reiterado -expone- de la expresión «supuestamente».
Emilio Cortés, abogado de David Sánchez, ha presentado un escrito de alegaciones al recurso de apelación al auto de apertura de juicio que conllevaba de forma subsidiaria el de reforma, el cual fue rechazado por la jueza instructora de la causa, Beatriz Biedma.
Aunque desgrana las diversas exposiciones plasmadas por la magistrada para transformar la causa en procedimiento abreviado, Cortés se detiene, especialmente, en dos cuestiones: el hecho de que la jueza haga referencia a las visitas del secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, a Badajoz, y el posible marco de influencias que se derivaban para que David Sánchez fuera contratado por la Diputación provincial.
«La instructora no aporta ni un solo indicio que trascienda» sobre ambas cuestiones, expone el letrado, quien entiende que lo razonable hubiera sido que la jueza citara «en qué estriba la injusticia o la arbitrariedad de las resoluciones» administrativas en la contratación. «En este caso no hay nada de eso», añade.
En opinión del abogado existe «una inconsistencia indiciaria» en el auto de apertura de juicio oral. De hecho, hace referencia a que la jueza hace «uso de interrogantes o fórmulas de contenido léxico de marcado sesgo hipotético» para sostener sus postulados.
Critica Cortés que la magistrada hable de «relaciones estrechas» del secretario general del PSOE con otros miembros del partido en Extremadura «con capacidad para influir en las personas que tenían competencia para crear el puesto» de trabajo que finalmente ocupó David Sánchez.
«¿Por qué el auto no fija qué personas influyentes son esas?…¿o es que no existen?», se pregunta el abogado, quien agrega que la jueza no especifica «la fecha, ni el lugar, ni el entorno, ni los participantes» en el supuesto encuentro «en el que se habría verificado esa suerte de fantasmagórica conspiración delictiva».
A su juicio, se trata de «una prevaricación sin corazón, sin contenido, sin referente y enunciada en el más absoluto de los vacíos desde el prisma de la vigente legislación administrativa».
Es más, y así lo expone, el auto «es injustificadamente desconsiderado hacia los hermanos Sánchez», pues «a uno -en alusión a Pedro Sánchez- se le atribuye a la ligera, y sin citarle, una capacidad de influencia delictiva de la que no hay ni rastro, y al otro -David Sánchez- una bisoñez en el desarrollo de su profesión absolutamente impropia de un discurso judicial homologable».
En este marco, Cortés se pregunta «qué tendría que haber hecho David Sánchez para acceder a la función pública en España sin que fuera controvertida su toma de posesión y poder ganarse la vida».
En su propia respuesta, agrega: «muy sencillo, sentarse delante del mapa de este país y, con la información que se le diera acerca de este particular, terminar de fijar, tras un proceso de descarte, qué municipio no ha visitado su hermano en condición de secretario general del PSOE»