La desconexión con el sistema educativo hace que un 20% de jóvenes discapacitados abandone

Alumnos del IES Elena García Armada de Jerez entrando en clase. EFE/ Román Ríos

Madrid, 9 sep (EFE).- La desconexión con el sistema educativo provocada por los motivos de salud de un joven discapacitado, la falta de políticas integradoras y de una formación acorde a sus intereses hacen que la tasa de abandono escolar temprano entre este colectivo roce el 20 %, frente a casi el 13 % para el resto de sus compañeros.

Los datos de los últimos dos trimestres de 2024 y los dos primeros trimestres de 2025 sitúan la tasa de abandono escolar -el porcentaje de personas de 18 a 24 años que no ha completado la educación secundaria de segunda etapa y no ha seguido formándose- en el 12,6 %, aunque esta cifra se dispara en el caso de personas con discapacidades superiores al 33 %.

Según el estudio ‘Diagnóstico sobre el abandono educativo temprano de estudiantes con discapacidad’ presentado este martes por la Fundación ONCE y elaborado por KSNET, los jóvenes con discapacidad tienen una tasa de abandono del 19,9 % y se eleva al 25,1 % en el caso de estudios oficiales o reglados.

Y aunque esta cifra ha experimentado una reducción en los últimos años ya que según el INE, en 2011 alcanzaba el 43,2 %, en 2022 el 27 % y en 2024 se ha reducido siete puntos, entre los jóvenes de 20 a 22 años con discapacidad ha aumentado hasta casi el 23 %.

Este incremento se debe, en gran medida, a la reducción de la oferta educativa adaptada para mayores de 21 años, edad máxima de escolarización obligatoria en centros de educación especial.

 Además, la transición al mercado laboral refuerza la desconexión del sistema educativo en esta etapa. En particular, la tasa de abandono de estudios oficiales alcanza su punto más alto, del 37,3 %, entre las personas con discapacidad de 22 años.

A mayor discapacidad mayor abandono

El informe de la Fundación ONCE, elaborado a partir 385 encuestas de jóvenes con discapacidad superior al 33 % recuerda que según avanza el porcentaje de discapacidad se incrementa también la tasa del abandono temprano.

La tasa de abandono educativo estimada entre personas jóvenes con una discapacidad inferior al 33 % se sitúa en cifras similares al promedio estatal, cercano al 13 % mientras que el alumnado con un porcentaje de discapacidad entre el 33 % y el 64 % (reconocido por la Administración) presenta una tasa de abandono educativo del 19,1 %, y el que tiene una discapacidad superior al 64 % asciende hasta un abandono del 21 %.

 Esta brecha se explica porque las personas con un mayor porcentaje de discapacidad reconocido suelen participar en mayor medida en formaciones no regladas, como programas ocupacionales y de transición a la vida adulta, a menudo sin completar la educación obligatoria.

De hecho cuatro de cada diez jóvenes con una discapacidad del 33 % al 64 % han cursado únicamente estudios no oficiales, cifra que se eleva a cinco de cada diez en el caso de quienes tienen una discapacidad superior al 64 %.

Según datos de la Encuesta de Discapacidad, Autonomía personal y Situaciones de Dependencia 2020 (EDAD) un 57 % de las personas con discapacidad mayores de 16 años tiene estudios de primaria o inferior, y solo una de cada diez personas con discapacidad mayores de 16 años tiene estudios superiores.

 «Dado que el nivel de estudios alcanzado por las personas impacta en su nivel de empleabilidad, el abandono educativo temprano puede suponer un gran obstáculo para la inclusión laboral de las personas con discapacidad», recuerda el informe.

El diagnóstico realizado por la Fundación ONCE también incide en que la tasa de abandono temprano es más elevada en mujeres (21,4 %) que en hombres (18,6 %).

Causas principales

Casi el 25 % de los encuestados alude al bajo rendimiento académico como motivo principal de su abandono, seguido de las dificultades de integración en el centro (19,5 %) y de los problemas de salud y enfermedad crónica que padecen (18,2 %).

Un 10 % alude a falta de interés por la oferta académica y a situaciones de acoso escolar y casi un 8 % abandonó por dificultades de accesibilidad.

Y es que una cultura escolar poco inclusiva, la escasa flexibilidad curricular y la escasez de planes individualizados, además de unas relaciones deficientes con el entorno escolar son las principales causas que destaca el informe.

«La calidad de las relaciones sociales en el entorno escolar influye en el sentido de pertenencia y motivación para permanecer en el sistema escolar», recuerda.

¿Qué hacer?

Itinerarios individuales que adapten metodologías y evaluaciones a las necesidades específicas, sensibilizar a la comunidad educativa, incorporar tecnologías adaptativas y materiales accesibles para superar barreras de aprendizaje, son algunas recomendaciones.

También, capacitar al profesorado y profesionales del entorno escolar y fomentar programas de mentoría para facilitar la inserción laboral, junto con medidas específicas que aborden las desigualdades educativas y sociales entre hombres y mujeres con discapacidad o por su condición migratoria.

En el ámbito institucional, la accesibilidad física, es requisito indispensable para evitar barreras estructurales que puedan generar frustración, aislamiento o desmotivación. Materiales adaptados, como textos en braille, subtítulos o herramientas de lectura accesibles, o productos de apoyo como las tabletas son fundamentales para la inclusión.