Santo Domingo, 1 oct (EFE).- La escritora española Irene Reyes-Noguerol (Sevilla, 1997) plantea en su nuevo libro de cuentos ‘Alcaravea’ (2024), presentado en la Feria Internacional del Libro de Santo Domingo, cómo «el dolor nos iguala a todos», al equiparar los sentimientos y los sufrimientos de los protagonistas, algunos ilustres y otros personas comunes.

‘Alcaravea’ combina historias de personajes célebres como Antonio Machado o Lope de Vega con otros relatos en los que los protagonistas son antepasados de la narradora, como su bisabuela o sus tíos abuelos.

Es un enfoque que busca que «la historia en mayúscula», la de escritores como Machado o Lope, «logre identificarse con la historia en minúscula», como las vivencias de sus familiares, contó para EFE Reyes-Noguerol, en el marco de la Feria del Libro de Santo Domingo, que comenzó el 25 de septiembre y cerrará el próximo domingo.
«Sentía que los universos familiares, todos esos universos anónimos que cada uno de nosotros tiene en su familia, merecen tener cierto reconocimiento, dignidad y equiparación con la sensibilidad del otro tipo de personajes».
«Siempre tenemos ese filtro con el que nos presentamos de cara a la sociedad, pero en esos momentos más crudos, en los momentos donde la brutalidad de la vida de repente se abre paso y nos deja prácticamente desnudos a nivel emocional, ahí somos verdaderamente nosotros. Y ahí no valen distinciones ni de época, ni de geografía, ni de clases sociales», indicó Reyes.
Este es el tercer libro de la escritora, después de ‘De Homero y otros dioses’ (2018) y ‘Caleidoscopios’ (2016), que publicó cuando apenas tenía 19 años. Para ella la literatura fue, desde su infancia, «una manera de exteriorizar» lo que le «estaba pasando desde que era muy niña».
«Tuve la mala suerte de que en mi familia tuvimos un periodo bastante extenso de problemas de salud familiar. Mi madre tuvo cáncer, aunque gracias a Dios ya está bien. Mi abuela tuvo cáncer y ella sí murió, y mi abuelo estaba con Alzheimer y también murió», relató la escritora sevillana.
Estas duras experiencias vividas cuando tenía doce años le inspiraron para escribir un cuento autobiográfico con el que ganó un concurso literario en el instituto donde estudiaba.
«A partir de este primer impulso catártico me fui enamorando y fui descubriendo la magia de la literatura que luego me ha acompañado, gracias a Dios, durante todo este tiempo», señaló Reyes-Noguerol, quien en sus libros anteriores también apostó por la literatura de relatos breves.
La novela, explica, «es una especie de travesía en barco, donde vamos acompañando al personaje con su desarrollo cronológico. Y el cuento, como el poema, tiene, sin embargo, una indagación que siento como algo vertical. Es como si uno hiciera una especie de ejercicio de submarinismo y estuviera buceando, sumergiéndose en las profundidades de la psicología de los personajes», indicó.
Para la sevillana, el cuento, por su brevedad, permite «tomar un instante muy determinado de la vida de un personaje y profundizar en la psicología, las motivaciones, los miedos y las alegrías que tiene ese personaje en particular».
Además, la escritora hace una reivindicación de lo que ella llama «las emociones tibias», a pesar de que, «los extremos, todo lo que está vinculado a lo radical o pasional, son más atractivos y llaman la atención».
«Las grandes pasiones: el duelo, el desgarro, el inicio del enamoramiento, la pasión, los celos, la envidia; son sentimientos que llegan de repente y es casi como si nos partieran en dos. Sin embargo, hay otro tipo de sentimientos, de emociones que siento que son más cruzadas, más tibias, más dulces…», explicó la escritora.
Para Reyes-Noguerol, esos «afectos lentos», como la ternura, «que son como plantas que hay que regar día a día son emociones que tienen luego realmente una trascendencia mucho mayor. Es decir, perduran en el tiempo de una manera mucho más amplia de lo que lo pueden hacer las grandes pasiones, que al final son muy atractivas, pero tienen una duración limitada».
Pau Mompó Alberola