Redacción Ciencia, 24 jul (EFE).- Científicos, dirigidos por el Instituto alemán Max Planck de Astronomía, han encontrado indicios de moléculas orgánicas complejas -precursoras de los azúcares y los aminoácidos- en un disco de formación planetaria. La evolución de la vida -sostienen- podría tener su origen en el espacio exterior.
Utilizando el telescopio ALMA en Chile, el equipo, dirigido por Abubakar Fadul, logró la primera detección provisional de etilenglicol y glicolonitrilo -entre otras moléculas- en el disco protoplanetario de la protoestrella en erupción V883 Orionis. Estos compuestos se consideran precursores de los componentes básicos de la vida.
La comparación de diferentes entornos cósmicos revela que la abundancia y complejidad de estas moléculas aumenta desde las regiones de formación estelar hasta los sistemas planetarios completamente evolucionados. Esto sugiere que las semillas de la vida se ensamblan en el espacio y están muy extendidas, subrayan los astrónomos.
Los detalles de estos hallazgos se publican este jueves en la revista Astrophysical Journal Letters.
Los científicos ya habían descubierto moléculas orgánicas complejas en diversos lugares relacionados con la formación de planetas y estrellas, gracias, por ejemplo, a observaciones del telescopio James Webb.
Estas son moléculas con más de cinco átomos, al menos uno de los cuales es carbono. Muchas de ellas se consideran componentes básicos de la vida, como los aminoácidos y los ácidos nucleicos o sus precursores, explica un comunicado del Max Planck.
El descubrimiento de 17 de estas moléculas en el disco protoplanetario de V883 Orionis proporciona «una pieza del rompecabezas» que se buscaba desde hacía tiempo en la evolución de dichos compuestos, entre las etapas anteriores y posteriores a la formación de las estrellas y sus discos de formación planetaria.
«Nuestro hallazgo apunta a una línea recta de enriquecimiento químico y complejidad creciente entre las nubes interestelares y los sistemas planetarios completamente evolucionados», afirma Fadul.
Las estrellas se forman a partir de polvo y gas. Tras la formación de una estrella, el polvo y el gas restantes quedan atrapados en órbita, formando un disco giratorio o toroide alrededor de la estrella joven, conocido como disco circunestelar.
Los discos circunestelares que rodean a las estrellas jóvenes se conocen como discos protoplanetarios, ya que constituyen la reserva de materiales a partir de los cuales pueden formarse nuevos planetas, explica la Agencia Espacial Europea en su web.
Se cree que los discos protoplanetarios están compuestos por un 99 % de gas y un 1 % de polvo. A medida que se forman los planetas y evolucionan los sistemas estelares, también evolucionan sus discos circunestelares.
La transición de una protoestrella fría a una estrella joven rodeada por un disco de polvo y gas va acompañada de una fase violenta, radiación intensa y rápida expulsión de gas.
Estos procesos energéticos podrían destruir la mayor parte de la compleja química ensamblada durante las etapas anteriores, continúa la nota del Max Planck.
Por lo tanto, los científicos habían planteado un escenario denominado «reinicio», en el que la mayoría de los compuestos químicos necesarios para evolucionar hacia la vida tendrían que reproducirse en discos circunestelares mientras se formaban cometas, asteroides y planetas.
«Ahora parece que lo contrario es cierto», afirma Kamber Schwarz, autor también del trabajo. «Nuestros resultados sugieren que los discos protoplanetarios heredan moléculas complejas de etapas anteriores, y que la formación de estas puede continuar durante la etapa del disco protoplanetario».
Aunque el resultado es emocionante, «aún no hemos desentrañado todas las firmas que encontramos en nuestros espectros», apunta Schwarz.
Datos de mayor resolución confirmarán las detecciones de etilenglicol y glicolonitrilo y tal vez incluso revelen sustancias químicas más complejas que simplemente aún no se han identificado.
«Quizás también tengamos que examinar otras regiones del espectro electromagnético para encontrar moléculas aún más evolucionadas», agrega por su parte Fadul: «¿Quién sabe qué más podríamos descubrir?».