La extrema derecha y los socialistas se proponen para el Gobierno tras la caída de Bayrou

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El primer secretario del Partido Socialista (PS) Olivier Faure, el 04 de septiembre de 2025. (Francia) EFE/EPA/YOAN VALAT

París, 7 sep (EFE).- La extrema derecha y los socialistas franceses se han propuesto como alternativas de Gobierno ante la más que previsible caída este lunes del actual primer ministro, el centrista François Bayrou, que ha convocado una moción de confianza que todo indica que no va a superar.

El primer secretario del Partido Socialista (PS), Olivier Faure, se ve perfectamente sustituyendo a Bayrou si el presidente, Emmanuel Macron, que es quien tiene competencia para hacerlo, lo nombra para formar gobierno, aunque con una configuración difusa y, como él mismo reconoció, dando por sentado que no tendría una mayoría parlamentaria, sino que la tendría que negociar texto a texto.

«Para mí, como para los demás (socialistas) será un sí», respondió Faure en una entrevista en el canal France 3 sobre si aceptaría el cargo de primer ministro, aunque no precisó con qué fuerzas políticas establecería alianzas, más allá de puntualizar que su gabinete sería sólo de izquierdas.

El problema es que la principal formación de izquierdas por su representación en la Asamblea Nacional, La Francia Insumisa (LFI), ya ha dejado muy claro que no participará en un escenario así y su líder, Jean-Luc Mélenchon, lo que reclama es que se vaya Macron, y por eso han presentado una moción de destitución, sin posibilidad de salir adelante.

Faure, que esta semana reconoció que no se habla desde hace muchos meses con Mélenchon, quien el sábado dedicó una buena parte de un discurso en Lille a lanzar dardos nada amistosos al líder socialista, quiere pensar que a pesar de esas tensiones los diputados de LFI no votarán contra medidas del programa del PS que comparten.

«¿Cree que LFI podría votar en contra de un gobierno que impulsara la actividad económica y, por tanto, aplicara una política keynesiana?», se preguntó sugiriendo una respuesta negativa.

El hecho es que, sin los 71 diputados de LFI, el resto de la izquierda apenas representa 120 escaños en una Asamblea Nacional que tiene en total 577.

La hipótesis de un posible gabinete liderado por los socialistas ha dado lugar en los últimos días a un debate en el partido conservador Los Republicanos (LR), sobre si tratarían de tumbarlo ya de entrada o si esperarían a ver la dirección que tomaba antes de decidir una censura.

El por ahora ministro del Interior, Bruno Retailleau, rechazó de plano la idea de que un socialista pueda liderar el gobierno y dijo que hay que hacer todo lo posible para evitarlo, mientras el jefe del grupo parlamentario en la Asamblea Nacional, Laurent Wauquiez, precisó que no votaría la investidura de Faure, pero en aras de la estabilidad, tampoco lo censuraría automáticamente.

El secretario general de LR, Othman Nasrou, dejó en cualquier caso claro este sábado que «si la izquierda está en Matignon (la residencia oficial del primer ministro), la derecha estará en la oposición».

La líder de la extrema derecha, Marine Le Pen, consideró que si tras la caída de Bayrou Macron optara por nombrar a otro primer ministro, sería sólo para «ganar tiempo», pero eso no permitiría abordar los problemas del país y en ese caso sus diputados harán de «abogados de los franceses» y si no los tiene en cuenta «será censurado», advirtió.

«Lo que necesita nuestro país es una alternancia pragmática», subrayó Le Pen en un discurso en su feudo electoral de Hénin Beaumont (norte) en el que volvió a pedir elecciones legislativas anticipadas porque «Francia está en asfixia democrática», una situación de la que responsabilizó a Macron y a «los partidos del sistema».

Por su parte, aseguró que la Agrupación Nacional (RN) y sus aliados están dispuestos para «asumir la responsabilidad» de un Ejecutivo que saldría de las urnas y que tendría como primer ministro a su delfín, Jordan Bardella.

Le Pen, que en caso de convocatoria anticipada de las legislativas no podría presentarse a renovar el mandato de diputada por una reciente condena por malversación para financiar su partido, señaló que está «dispuesta a sacrificar todos los mandatos de la tierra» por «los intereses de los franceses».

En cuanto a Bayrou, que al convocar la moción de confianza para ver refrendado su proyecto de presupuestos para 2026 con un ajuste de cerca de 44.000 millones de euros anticipó una muerte política que estaba en cierta medida anunciada, volvió este domingo a repetir el mensaje de que los que lo van a tumbar son unos irresponsables y que tienen posiciones totalmente enfrentadas.

Bayrou descalificó a los partidos de la oposición «no sólo no están de acuerdo en nada, sino que mucho peor que eso, están en guerra civil abierta los unos con los otros».