La falta de agua frena el crecimiento de los árboles, pero no afecta a su verdor ni su reproducción

Fotografía de archivo de un bosque en Huelva. EFE/David Arjona

Madrid, 17 sep (EFE).- La falta de agua afecta al crecimiento de los árboles, pero no a su verdor y su capacidad para producir semillas y frutos, según un estudio del Instituto Pirenaico de Ecología, la Universidad Politécnica de Madrid y la Universidad Pública de Navarra, publicado en la revista científica ‘Forest Ecosystems’.

La investigación, que busca comprender cómo impactan las sequías sobre el vigor del arbolado, se enfocó en estudiar las tres variables más importantes en la dinámica de funcionamiento de los bosques españoles de acuerdo con los expertos forestales: cuánto crecen, cuántas hojas verdes presentan y cuántas semillas producen.

La mayoría de los estudios previos se centran sobre uno solo de estos factores, según estos científicos, que en esta ocasión han podido estudiarlos conjuntamente centrándose en cinco especies representativas de las diferentes condiciones climáticas en España: el abeto, el pino silvestre, el haya, la encina y el pino piñonero.

El equipo examinó el crecimiento radial de los árboles, el verdor del dosel y la producción de semillas y frutos y los resultados demostraron que la sequía restringe fundamentalmente la primera de estas variables.

También evidenciaron que la falta de agua puede estimular la producción de semillas y piñas de los árboles que crecen en sitios más húmedos, como el abeto, el haya y el pino silvestre, mientras que provoca el efecto contrario en las especies que se desarrollan en lugares más áridos, como la encina y el pino piñonero.

En general, ninguno de los puntos analizados determinó el comportamiento de los otros, aunque sí confirmó cierta relación entre ellos, así como la influencia de temperaturas y precipitaciones en todos.

El estudio asevera que los datos obtenidos son fundamentales para comprender cómo los bosques españoles pueden adaptarse a un clima cada vez más seco y ayudar a decidir cómo gestionar mejor su protección y, además, apunta a la necesidad de proceder a evaluaciones más completas.