Washington, 29 jul (EFE).- La Reserva Federal (Fed) estadounidense inicia este martes una nueva reunión de dos días sobre los tipos de interés con más presiones que nunca por parte del presidente, Donald Trump, al líder de la institución, Jerome Powell, para que «haga lo correcto» y los baje.
El anterior encuentro del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) de la Fed tuvo lugar el 17 y 18 de junio y, como lleva haciendo desde principios de año, en esa fecha decidió mantener los tipos en su rango del 4,25 al 4,5 %. La última bajada se produjo en diciembre de 2025, con el demócrata Joe Biden (2021-2025) en el poder.
Desde que Trump asumió el cargo en enero ha insistido a Powell para que los baje y aunque al principio amenazó con despedirle, ahora parece dispuesto a dejar que termine su mandato en mayo de 2026.
El presidente no puede echarle por mero desacuerdo en materia de política monetaria, pero sí por causa justificada, y las obras de renovación de la sede de la Fed, con un sobrecoste de unos 700 millones de dólares, ha puesto en el punto de mira a Powell, a quien los republicanos reprochan una supuesta mala gestión.
Trump incrementó la presión contra él al visitar la pasada semana dichas obras. Al final de su recorrido, consideró que su conversación había sido «productiva» y se mostró convencido de que Powell iba a hacer «lo correcto».
Para Mauro Valle, responsable de renta fija en la sociedad de gestión de activos Generali AM, «la incertidumbre sobre el escenario económico y el impacto de los aranceles es alta y la FED probablemente seguirá tomándose su tiempo».
Este próximo viernes se cumple el plazo dado por Trump a sus socios comerciales para negociar nuevos gravámenes que sustituyan a los considerados «recíprocos» por Estados Unidos. A falta de pacto, Washington les impondrá porcentajes fijados de manera unilateral y que pueden oscilar entre el 15 y el 50 %.
David Kohl, economista jefe de Julius Baer, entidad bancaria suiza dedicada principalmente a la gestión patrimonial privada, no espera tampoco un recorte en la cita de esta semana.
Las dudas en torno a la inflación tras el aumento de aranceles impide en su opinión una bajada en julio y la presión política de Trump para reducirlos también supone un lastre, aunque el debilitamiento de las perspectivas económicas de EE.UU. sugiere que es probable que se aplique una política monetaria más flexible en el segundo semestre.
Erik Weisman, economista jefe de MFS Investment Management, augura igualmente que la Fed va a mantener su cautela a la espera del impacto de la política arancelaria del líder republicano.
«La Fed querrá más tiempo para evaluar las consecuencias. El mercado laboral sigue resistiendo, con riesgos quizás mayores de limitaciones de la oferta de mano de obra que de escasez de demanda de mano de obra. Y aunque los datos de inflación han sido más débiles de lo esperado, hay pruebas muy visibles de que la política arancelaria está empezando a repercutir en los precios al consumo y al productor de EE.UU.» estima.
El Índice de Precios de Consumo (IPC) de Estados Unidos subió un 2,7 % interanual en junio, un aumento de tres décimas con respecto a mayo, según informó a mediados de julio el Buró de Estadísticas Laborales (BLS).
Según Michael Krautzberger, director de inversiones (CIO) de mercado públicos de Allianz Global Investors, la Fed puede permitirse esperar este julio.
«Sin embargo, a menos que se produzca una sorpresa inflacionaria significativa, la reunión de septiembre podría convertirse en un punto de inflexión ‘activo’ para retomar los recortes, especialmente si los indicadores de actividad económica se debilitan y la presión política se intensifica hasta un nivel que obligue a la Fed a actuar», concluye.