La flota pesquera refuerza sus ingresos con el negocio y las rutas del turismo marinero

Imagen de archivo de una mariscadora. EFE/Jorge Piñeiro

Madrid, 16 ago (EFE).- Los pescadores y las mariscadoras implicados en el «pescaturismo» y el turismo marinero -que enseñan su trabajo al público- han hecho de esta actividad una fuente de diversificación de los ingresos cada vez más importante, ante el estado y los requerimientos de sostenibilidad de las pesquerías.

El embarque turístico, las rutas a pie con mariscadoras, la gastronomía y la inmersión destacan entre las propuestas que el sector pesquero ofrece a los visitantes del litoral español, para dar a conocer sus profesiones.

El «pescaturismo» consiste en enrolar a turistas que se adaptan a las salidas de la flota o del marisqueo, y el turismo marinero engloba actividades o catas a medida del visitante; no deben confundirse con la pesca deportiva.

Empresas armadoras y asociaciones de colectivos pesqueros que participan en estos proyectos destacan a Efeagro que este verano la afluencia de turistas se mantiene, con especial presencia de extranjeros de Estados Unidos y otros países europeos.

Sin embargo, otras fuentes indican que entre los viajeros españoles se percibe un cambio en el cálculo del gasto y de las visitas, por haberse encarecido el coste de las vacaciones.

La importancia para el sueldo de los tripulantes

El pescador Sauro Martínez considera que el pescaturismo genera unos ingresos necesarios, ayuda al relevo generacional y mantiene los sueldos de los cuatro tripulantes de su barco, en meses de verano en los que, de lo contrario «les sería complicado defenderse» (por la situación del pulpo).

Así lo ha indicado en conversación telefónica con Efeagro desde su barco, «Playa de Sanxenxo», donde con el proyecto «Marinero por un día», ofrece a los visitantes conocer la forma de vida de este navío gallego, de la categoría de artes menores, a la vez que trabajan sus marineros: «Pescamos y no guionizamos».

El barco faena durante todo el año y extrae pulpo, centolla, rodaballo, rape o rampante, entre otras especies.

Martínez, patrón mayor de la cofradía de pescadores de Sanxenxo (Pontevedra), inició esta actividad turística en 2020, que ahora es un aporte económico que le permite sufragar gastos de cebo y gasóleo y compensar las restricciones de las pesquerías.

Los turistas pueden degustar pulpo, nécoras, empanada y vinos gallegos durante el trayecto; sus orígenes son británicos, alemanes, franceses, «sobre todo estadounidenses» y en el caso de los españoles de Galicia, Cataluña, Valencia o el País Vasco, según Martínez, que ha señalado que este verano se han mantenido las reservas.

Buceando con atunes

El grupo atunero Balfegó, con sede en L´Ametlla de Mar (Tarragona), ha consolidado el «Tuna Tour», que permite nadar entre atunes rojos en alta mar y este verano ha añadido a su catálogo la posibilidad de hacer un «bautismo de buceo».

El director comercial de Balfegó, David Puente, afirma que este año esperan unos 22.000 visitantes, que nadarán cerca de ejemplares de cerca 200 kilogramos de peso, en distintas modalidades según la experiencia de los visitantes.

El 80 % son españoles y el 20 % británicos y franceses, según Puente, que defiende el papel didáctico de la ruta con explicaciones sobre la importancia de la sostenibilidad en la pesca.

Con las mariscadoras y rederas

En Cambados (Pontevedra), la asociación Guimatur, formada por mariscadoras y rederas, guía desde 2004 a las familias por toda la cadena de valor del molusco, desde la extracción con el rastrillo en la playa, hasta la conserva, la venta, pasando por los barrios marineros y el arreglo de la red.

La presidenta de Guimatur, María José Cacabelos, explica que el proyecto, «pionero en España» ahora supone un diez por ciento de los ingresos de estas mujeres; pero les beneficia también indirectamente, pues da visibilidad a su trabajo y les resulta gratificante tratar con el público.

Recuerda que ese reconocimiento ha servido también para empoderar y aumentar la autoestima de mujeres que empezaron a trabajar siendo niñas y, en su momento, no tuvieron oportunidad de ir al colegio.

Estadounidenses, franceses -incluyendo centros escolares de intercambio en Cambados- resaltan entre los visitantes, durante todo el curso, de las mariscadoras.

Un trabajo que defiende Cacabelos porque, pese a su dureza,  tiene «la playa como oficina» y permite conciliar con la vida familiar.