La guerra comercial marca las elecciones de un Singapur dependiente de la globalización

Reflejo del horizonte del Distrito Central de Negocios en un estanque de lotos en Marina Bay Sands, Singapur, en una fotografía de archivo. EPA/WALLACE WOON EPA/WALLACE WOON

María Carcaboso Abrié

Bangkok, 2 may (EFE).- La guerra comercial está muy presente en las elecciones del 3 de mayo en Singapur, país exportador que basa su éxito en la globalización y que ya ha rebajado su meta de crecimiento anual a una horquilla de entre el 0 y el 2 % por el impacto del pulso arancelario.  

El resultado que decidan mañana cerca de 2,7 millones de votantes -de los alrededor de 6 millones de habitantes- llega en un momento crítico: por primera no se vislumbra como líder a un heredero de Lee Kuan Yew, artífice de la transformación del país, en medio de la guerra comercial entre Washington y Pekín.

Con uno de los PIB per cápita más altos del mundo y neutral entre China y EE.UU., ambos socios importantes, la ciudad-Estado se enfrenta a “un problema más financiero que comercial” en la tensión arancelaria, dijo a EFE la economista jefe para Asia-Pacífico del banco de inversión Natixis, Alicia García-Herrero.

La guerra comercial para Singapur es “realmente terrible, no tanto por los aranceles, que son moderados -recibió la base general de los llamados “recíprocos”, del 10 %-, sino porque EE.UU. le va a pedir que se lo ponga más difícil a China”, y la isla “no va a poder prometer eso”, apuntó García-Herrero.

Erigida como centro financiero regional y catalizador del comercio por su estratégica ubicación en el estrecho de Malaca, la semiautocrática ciudad-Estado es elegida por numerosas firmas chinas, como el gigante de moda rápida Shein o la aplicación de vídeos TikTok, para ubicar sus sedes principales o internacionales.

Singapur, una de las ciudades más caras para vivir del mundo, debe su éxito a la globalización: además de ‘hub’ empresarial, es un gran exportador y su puerto comercial es de los más importantes del planeta.

Según García-Herrero, el principal problema de la isla en la guerra comercial es su impacto indirecto, pues sufrirá el efecto de los elevados aranceles que pesan sobre naciones vecinas como Camboya (49 %) o Vietnam (46 %).

Comicios con cariz económico

El Partido de Acción Popular (PAP), liderado por el actual primer ministro Lawrence Wong -sucesor de Lee Hsien Loong, hijo de Lee Kuan Yew, tras su dimisión el pasado año-, es la fuerza dominante desde la independencia de Singapur en 1965 y se le atribuye el aperturismo económico del país, pero también un recorte de libertades.

El PAP se ha presentado históricamente como el único partido capaz de dirigir Singapur en momentos difíciles, aunque en las últimas elecciones (2020) la oposición obtuvo el mejor resultado de su historia: 10 escaños frente a los 83 de la formación gobernante.

El opositor Partido de los Trabajadores, liderado por Pritam Singh, ha urgido a ser flexibles ante la guerra comercial y buscar nuevas oportunidades.

De cara a los comicios, el elevado coste de la vida y la crisis de la vivienda también son cuestiones candentes.

La formación gobernante promete apoyo financiero a los desempleados y construir más vivienda pública, uno de los pilares de Singapur, donde vive la mayor parte de la población local.

El Partido de los Trabajadores propone eximir del impuesto al consumo a los bienes esenciales, contratos de arrendamiento de vivienda pública con un coste inferior al actual y aumentar las contribuciones de las reservas nacionales a la política fiscal.

Capacidad de reacción

Mientras se enfrenta al aumento de la competencia regional, con economías especialmente dinámica como Vietnam o Indonesia, la isla busca fórmulas para respaldar su hasta ahora exitoso modelo de crecimiento, sustentado en atraer multinacionales con el imán de bajos impuestos, ante el riesgo de que pierda fuelle con los años.

García-Herrero cree que la isla todavía puede asumir los golpes. “Singapur tiene todavía mucho espacio fiscal y posibilidad de reaccionar”, asegura.

La ciudad-Estado podría beneficiarse de un ‘desacople’ -separación de economías- entre China y Estados Unidos por el pulso arancelario: “Puede darse que las empresas chinas salgan de las bolsas americanas y tengan que ir a cotizar a Hong Kong y Singapur”, plantea la economista.

Otra baza de la isla es su sistema monetario, que le permite otorgar a la divisa local mayor independencia frente a otras monedas, entre ellas el dólar estadounidense.

Asimismo, la política económica singapurense permite al país destinar el rendimiento de las reservas nacionales o parte de ellas a paliar los efectos de eventuales crisis, como en la recesión global de 2008.