Washington, 6 jul (EFE).- A falta de tres días para que expire el plazo dado por el presidente de EE.UU., Donald Trump, para alcanzar pactos comerciales, la incertidumbre sigue siendo la nota dominante, con Washington incrementando la presión e insistiendo en los mensajes contradictorios, mientras la Unión Europea (UE), Japón, Corea del Sur o India tratan de acelerar las negociaciones.
Trump ha dicho que enviará mañana lunes -tras apuntar inicialmente que sería el pasado viernes- cartas detallando los aranceles que se implementarán a partir del 1 de agosto si en teoría no hay un acuerdo para el plazo establecido originalmente, que es el próximo 9 de julio.
El presidente anticipó que los gravámenes serían de hasta el 70 % para algunos países, un nivel muy supeior al de los mal llamados «aranceles recíprocos» que hizo públicos el pasado 2 de abril.
En otra muestra de aparente volubilidad, Trump manifestó el pasado viernes que en realidad prefiere mandar cartas en lugar de sentarse a negociar con «cientos de países.»
Todo esto se interpreta como una estrategia de la Casa Blanca para ejercer presión de última hora sobre los socios comerciales.
Mensajes contradictorios
En todo caso, los mensajes que salen de Washington resultan en ocasiones contradictorios, cuando no caóticos.
El secretario del Tesoro, Scott Bessent, evidenció hoy esta situación en una entrevista concedida a la CNN, en la que fue cuestionado sobre qué pasará exactamente el miércoles.
«Ya veremos… No voy a revelar nuestra estrategia, porque vamos a estar muy ocupados en las próximas 72 horas», replicó Bessent de manera críptica.
Al ser preguntado sobre por qué solo se han logrado dos acuerdos marco -con el Reino Unido y con Vietnam-, que además carecen de la profundidad de un tratado comercial al uso, y un pacto para rebajar la tensión con China cuando Trump llegó a prometer «90 acuerdos en 90 días», un titubeante Bessent dijo que el presidente «nunca prometió eso».
«Cuando enviemos las cien cartas (a cien países) vamos a fijar sus tarifas arancelarias, con lo cual vamos a tener cien (pactos) hechos en los próximos días», detalló el secretario del Tesoro.
«Pero eso no es un acuerdo, es una amenaza», precisó la periodista de CNN que le entrevistaba. «No, ese es el acuerdo: si quieres comerciar con EE.UU., esto es lo que hay», sentenció Bessent.
Desavenencias en público
En otro ejemplo de este tipo de situaciones equívocas, el diario económico japonés Nikkei reportó, citando a funcionarios nipones, que Tokio estaba sufriendo para entender las demandas de Washington debido a que, durante las conversaciones con el país asiático, el propio Bessent; el secretario de Comercio, Howard Lutcnick, y el representante comercial de EE.UU., Jamieson Greer, exhibieron desavenencias y dieron muestras de rivalidad entre ellos.
En medio de este caótico panorama, la Unión Europea (UE) encara los últimos días de negociaciones antes de que se cumpla el plazo dado por Trump (que sugirió en un momento dado que castigaría a los Veintisiete con un arancel del 50 %), con la dificultad añadida de que los socios mantienen enfoques divergentes sobre la estrategia a seguir en las negociaciones y el tipo de acuerdo que pretenden.
Los medios apuntan a que Bruselas aspira en estos momentos a un acuerdo parcial -como los que EE.UU. ha firmado con Vietnam y el Reino Unido-, de naturaleza provisional, que mantendría activo el arancel del 10 % que Washington aplica actualmente a las importaciones europeas.
El objetivo sería proseguir después del 9 de julio con las conversaciones sobre determinados sectores -como el automóvil, y el acero y el aluminio-, a los que EE.UU. aplica actualmente gravámenes del 25 % y el 50 %, respectivamente.
Perspectivas escasas
En el caso de Japón, las perspectivas de que pueda alcanzar en los próximos días un acuerdo beneficioso se antojan escasas, con Tokio pidiendo que se eliminen los aranceles a su producción automovilística en EE.UU., el principal mercado de los grandes fabricantes nipones, y Trump insistiendo en que Washington quiere vender en el país asiático más vehículos y arroz, exigencias muy duras para los japoneses.
«Ellos (los japoneses) y otros están tan malcriados por habernos estafado durante treinta o cuarenta años que les resulta muy difícil llegar a un acuerdo”, llegó a declarar Trump recientemente.
«Les escribiré una carta para decirles: ‘Les damos las gracias, y sabemos que no pueden hacer lo que pedimos y por eso van a pagar el 30 o el 35 % o la cifra que sea que hayamos determinado'».
Con India, las perspectivas de acuerdo parecen similares; Delhi ha dejado claro que no hará concesiones en sectores sensibles como el agrícola, y en especial los productos lácteos, áreas para las que Washington reclama un mayor acceso comercial.
Por último, Corea del Sur busca exenciones o reducciones significativas de aranceles en productos clave para su economía, como baterías, automóviles, semiconductores o acero, y está ofreciendo más inversión directa en suelo estadounidense, si bien la Casa Blanca le exige un mayor acceso a su mercado local.