Nueva Delhi, 21 jun (EFE).- Desde el hielo perpetuo del glaciar de Siachen, el campo de batalla más alto del mundo, hasta la cálida costa de Visakhapatnam en el sur, la India se desplegó este sábado en una coreografía masiva para celebrar el Día Internacional del Yoga, su exportación cultural más exitosa y su más eficaz herramienta de ‘poder blando’ en la escena mundial.

Mientras soldados en uniforme ejecutaban milenarias asanas (posturas) a 6.000 metros de altura, el primer ministro indio, el nacionalista hindú Narendra Modi, de 74 años, lideraba a miles de ciudadanos frente al mar.
«Que la paz interior se convierta en política global», recitó el líder nacionalista en Visakhapatnam, ciudad portuaria en el estado suroriental de Andhra Pradesh.
Desde que en 2014, con la llegada de Modi al poder, la India impulsó la resolución en la ONU que hoy secundan 177 naciones, el yoga se ha convertido en un pilar de la identidad india contemporánea.
La jornada estuvo marcada por las demostraciones de participación masiva. En el estado occidental de Gujarat, 2.121 personas batieron un récord mundial Guinness al mantener la «postura de la cobra» durante más de dos minutos, según certificó a los medios un juez oficial.
A nivel nacional, la sesión especial de este sábado reunió, según cifras del gobierno, a más de 100 millones de participantes, incluyendo eventos dirigidos por ministros, celebridades de Bollywood, escuelas, yoguis, o la movilización de las Fuerzas Armadas.
«En la geopolítica fracturada y las sociedades polarizadas de hoy, la visión de Modi de ‘Una Tierra, una Salud’ a través del Yoga es una estrategia de supervivencia global», dijo en un mensaje el oficialista Pawan Kalyan, influyente líder político de Andhra Pradesh.
Esta campaña de diplomacia cultural se encuentra también con críticas de los sectores más tradicionales, que argumentan que el Gobierno indio ha reinventado una práctica históricamente personal y de introspección, transformándola en un espectáculo colectivo con fines políticos.
«Hemos luchado para que el yoga no se diluya», ha señalado en ocasiones Abhijata Iyengar, nieta del influyente maestro B.K.S. Iyengar y una de las principales voces de esta escuela, que aboga por preservar la profundidad y precisión de la práctica.
Las raíces del yoga en la India se remontan a más de 5.000 años, con menciones en los textos sagrados de los Vedas. Fue el sabio Patanjali quien, en torno al año 400 d.C., sistematizó esta disciplina en los «Yoga Sutras», un texto fundamental que define el yoga como un camino de ocho pasos para calmar la mente y alcanzar un estado de unión entre el cuerpo, la mente y el espíritu.