Alicia García de Francisco
Cannes (Francia), 18 may (EFE).- La japonesa Chie Hayakawa ha conquistado el Festival de Cannes con su delicada ‘Renoir’, una mirada profunda a la soledad infantil que plasma en imágenes “las emociones de la infancia y la preadolescencia, que cuando estamos en esa fase no sabemos expresar con palabras”, como dijo este domingo la realizadora.
“Cuando yo tenía 10 u 11 años (la protagonista tiene 11) fue la primera vez que tuve ganas de hacer cine, transmitir las emociones que me atravesaban en esa época en una película”, explicó Hayakawa en la rueda de prensa en la que presentó este filme, que compite por la Palma de Oro de Cannes.
Por eso la realizadora quería usar el punto de vista de la niña para contar esta historia que se desarrolla en Tokio en 1987 y que se centra en Fuki (Yio Suzuki, que hace una soberbia interpretación), que vive entre un padre enfermo terminal de cáncer y una madre desbordada y ausente.
Es el segundo largometraje de Hayakawa tras ‘Plan 75’ (2022), que fue presentado también en Cannes, en Una cierta mirada, la segunda sección en importancia del festival.
Un retrato de una niña pero también de una sociedad, la japonesa de finales de los ochenta, construido mediante pequeños episodios “que una vez reunidos dan la forma del filme”, algo de lo que la realizadora no fue consciente hasta después de escuchar los primeros comentarios de los espectadores que lo han visto en Cannes.
Con ecos de Yasujirô Ozu o Shinji Sômai, la principal influencia a la hora de hacer este filme fue Hirokazu Kore-Eda, por su forma “de mostrar la infancia a través de la mirada de los niños”, precisó Hayakawa.
Una infancia muy precisa, la de finales de los ochenta, que se refleja en pequeños detalles como la decoración de las casas, en las que estaba de moda en esa época las reproducciones de cuadros de impresionistas como el de ‘La pequeña Irene’, de Renoir, con el que la realizadora estaba obsesionada y de ahí el título del filme.
Y para poner en pie el filme lo más importante era encontrar a la actriz adecuada para encontrar a la pequeña Fuki.
“Me preparé para que el proceso de cásting durara todo lo que fuera necesario, lo empezamos un año antes del rodaje y pensé que tendría que ver a cientos de niñas, pero Yio fue la primera que se presentó y supe inmediatamente que era ella”, recordó la realizadora.
Su instinto quedó demostrado una vez que empezaron a rodar porque entendió perfectamente su personaje y Hayakawa aseguró que apenas tuvo que dirigirla.
“Pude sentir que teníamos una cierta complicidad, nos entendíamos bien, pudimos trabajar rápido juntos, fue muy simple y natural”, señaló por su parte Suzuki, que explicó que el proceso fue entender cómo era Fuki -“muy sensible, muy curiosa, expresa lo que siente de forma espontánea”- y luego tratar de imaginar lo que ella sentía en lugar de reflexionar mucho.
Una película que demuestra que cada vez hay mas cineastas japonesas, como Hayawaka, que anoche en la proyección de gala de la película fue consciente de que el hecho de estar en la competición de Cannes “era probablemente algo importante”.
“Cuando yo era joven me persuadí de que el trabajo de cineasta no era accesible para las mujeres, creo que en aquella época, socialmente, por la educación que recibí, había prejuicios” sobre este tema.
“Pero este año la presencia de mujeres en Cannes es importante, la presidenta del jurado es Juliette Binoche y poco a poco la mentalidad evoluciona y el hecho de que yo, como realizadora, haya llegado a la competición de Cannes, es algo importante y me di cuenta de ello ayer”, agregó.
Al respecto, Franky Lili, el actor que interpreta al padre de Fuki, destacó que “la Palma de oro puede ser para una mujer y eso es importante, en Japón hay cada vez más realizadoras que demuestran su talento y socialmente es un parámetro cada vez menos importante”. EFE
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