Bangkok, 24 jun (EFE).- La junta militar que detenta el poder en Birmania (Myanmar) ha detenido a una mujer acusada de difundir «propaganda» contra el Estado por felicitar en redes sociales el 80 cumpleaños a Aung San Suu Kyi.
La detención de la mujer, llamada Hnin Yin Phyu, fue publicada por medios locales el lunes, mientras el Ejército informó en un comunicado de dos arrestos por «incitar y difundir propaganda en las redes sociales con la intención de destruir la estabilidad del Estado».
El medio independiente Democratic Voice of Burma (DVB) especificó que Hnin Yin Phyu fue detenida en una fecha no especificada por felicitar el cumpleaños a Suu Kyi, citando fuentes cercanas a la detenida.
«Que vivas mucho tiempo y estés libre de enfermedades, que te libre del sufrimiento que causa la separación de tus seres queridos a lo largo de tu vida y que solo conozcas buenas personas», decía la publicación en Facebook, ahora eliminada, según DVB.
Se trata de una trabajadora del canal público Myanmar TV, controlado por los militares desde la sublevación, apunta mientras un comunicado en el portal del comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, el general golpista Min Aung Hlaing.
Se desconoce el motivo detrás de la otra detención.
La premio Nobel de la Paz birmana, que cumplió 80 años el pasado jueves, se encuentra detenida desde el golpe del 1 de febrero de 2021, que terminó con la transición democrática que ella lideraba en el país.
Suu Kyi, un icono por la democracia para muchos birmanos, cumple una condena de 27 años en un lugar desconocido por delitos presentados y juzgados tras la sublevación, y de los que ella se declaró inocente.
Para conmemorar su cumpleaños, la oposición democrática pidió a los seguidores de Suu Kyi que publicaran en sus redes sociales vídeos y fotografías de la popular exlíder birmana.
La política birmana ya pasó 15 años bajo arresto domiciliario en su residencia en Rangún durante previos gobiernos dictatoriales (1962-2011), tras liderar desde 1988 el movimiento prodemocrático contra los militares, lo que le hizo ganar el Nobel de la Paz en 1991.
El golpe militar sumió a Birmania en una profunda crisis política, social y económica y ha abierto una espiral de violencia con nuevas milicias civiles que han exacerbado la guerra de guerrillas que vive el país desde hace décadas.