La laguna glacial Ventanani, un paraíso efímero rodeado de aguas turquesa en Bolivia

Personas caminan sobre la laguna glacial Ventanani este sábado, en Pucarani (Bolivia). EFE/ Esteban Biba

Pucarani, 22 jun (EFE).- A 5.080 metros sobre el nivel del mar, la laguna glacial Ventanani es uno de los destinos favoritos de los turistas que visitan Bolivia: la caminata de exigencia considerada «media» por montañistas esta rodeada de lagunas color turquesa y llega al máximo de su belleza durante el invierno sudamericano.

Ventanani se encuentra en el parque nacional y área protegida Tuni Condoriri, que también alberga varias montañas de la Cordillera Real como el pico ‘la cabeza de Cóndor’ que tiene una altura de 5.648 metros sobre el nivel del mar.

El viaje a la laguna glacial empieza desde la ciudad de La Paz, a más de 3.6000 metros sobre el nivel del mar. El trayecto con cualquier empresa de turismo puede durar en carro unos 90 minutos desde la ciudad hasta el parque nacional, en donde empieza la escalada.

Yoel, un guía turístico boliviano, indicó que para entrenarse para la caminata hacia Ventanani es recomendable tener un adaptación a la altura, si quien la intenta no es residente de La Paz, o si los visitantes viven en tierras bajas.

La caminata empieza a los 4.700 metros sobre el nivel del mar y el recorrido es de cuatro kilómetros con puntos de escalada con dificultad entre mediana a difícil.

El primer cuerpo de agua que se ve la laguna Jurikhota, conocida por su limpieza y color turquesa.

Mientras se avanza a los 5.047 metros se ve la laguna Eslovenia, en la cual durante las primeras horas de la mañana se puede apreciar como el deshielo del glaciar y las montañas nevadas forma un riachuelo de hielo derretido que llena la laguna con agua cristalina.

Los últimos 30 metros de ascenso son los más complicados, por la inclinación del terreno y la piedras sueltas que forman el camino hacia Ventanani. Muchos de los escaladores deciden abandonar en este punto.

El recorrido de ida y regreso puede durar entre 6 a 8 horas, dependiendo del nivel de los escaladores, y se recomienda ir en grupo porque debido a la inclinación y dureza del terreno puede haber lesiones, o incluso mareos, dolor de cabeza y estómago por la falta de oxígeno.

Al final del recorrido la recompensa para los escaladores es la laguna congelada Ventanani, rodeada por picos nevados, que según Yoel, albergan varios nidos de cóndores andinos, el ave nacional de Bolivia que puede tener una envergadura con las alas extendidas de hasta tres metros.

Frente a la laguna se forma un glaciar con cuevas de paredes de hielo que son el deleite de los turistas para las fotografías, también estalactitas que se forman durante la noche y en el día se desprenden bajo los rayos del sol.

La laguna congelada es un espectáculo aparte, y mientras el sol calienta la superficie el hielo cruje y se parte en secciones. Los guías de turismo no recomiendan este viaje en los meses de verano, ya que la laguna no se congela, y a ello se suma la lluvia que enfanga el camino volviéndolo muy desafiante.

El paraíso en riesgo

Personas ascienden hacia la laguna glacial Ventanani atravesando la laguna Eslovenia este sábado, en Pucarani (Bolivia). EFE/ Esteban Biba

Bolivia ha perdido el 57 % de  sus superficie glaciar en los últimos 50 años, según estudios de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA).

El país andino ya solo tiene 247 kilómetros de glaciares y cada mes se deshiela un metro, esto debido al impacto del cambio climático, también según información de la UMSA.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) alertó recientemente de que los glaciares de Bolivia «agonizan» y advirtió de que si esto continúa algunos de los nevados del país desaparecerán «por completo» en 20 años, situación que generará fuertes consecuencias a las pobladores que se abastecen del agua que generan.

Esteban Biba

Personas observan el desprendimiento de un fragmento de glaciar en la laguna glacial Ventanani este sábado, en Pucarani (Bolivia). EFE/ Esteban Biba