Madrid, 20 abr (EFE).- En una Semana Santa con una climatología más bien adversa, la lluvia tampoco ha faltado a la última cita de las procesiones tradicionales del Domingo de Resurrección, en casi toda España llamadas de El Encuentro, un día en el que también se ha colado Donald Trump para protagonizar otra tradición: quemar a los judas.
De todo ha habido en Andalucía, incluida la lluvia que ha truncado las ilusiones de los hermanos de las corporaciones que tenían previstas sus salidas procesionales este Domingo de Resurrección en algunas de las capitales de la comunidad.
Ha ocurrido así en Málaga, donde no han podido salir de la Iglesia de San Julián los tronos del Santísimo Cristo Resucitado y María Santísima Reina de los Cielos. Una vez comprobada la probabilidad de lluvias en las horas de las procesiones, se ha optado por suspenderlas. Y es que, además, iba a desfilar el patrimonio artístico de todas las hermandades y cofradías y podría dañarse.
Ni en Jaén ni en Granada han salido las procesiones. Mejor suerte han corrido en el resto de capitales, donde las hermandades de El Resucitado han podido realizar sus recorridos, aunque no sin dejar de mirar al cielo a causa de la inestabilidad del tiempo.
Tras media hora mirando al cielo, las puertas de la Iglesia de Santa Marina de Sevilla se han abierto para dar paso a la cruz de guía de la Hermandad de la Resurrección, que ha decidido mantener su itinerario habitual, como ha ocurrido en Huelva, Córdoba y Almería.
Un día para quemar a los judas

Hay otra tradición en muchos puntos de España: quemar a Judas, el apóstol que traicionó a Jesús.
Y este año, la actualidad internacional se ha colado en estas costumbres, como ha pasado en Alfaro (La Rioja), donde una decena de figuras caricaturescas de personajes como el presidente de EE. UU., Donald Trump, y el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, han ardido para reivindicar la libertad y el fin de las guerras.
No ha sido el único municipio de España que se ha acordado de Trump para seguir esa tradición. En Coripe (Sevilla) una figura de un muñeco rubio vestido con un traje de chaqueta oscuro con una gran corbata roja, que recreaba a Trump, ha sido tiroteado y quemado para seguir la tradición de cada Domingo de Resurrección, la de linchar a una figura de Judas que representa a alguien cuya acción es reprobable bajo el criterio de los vecinos.
Se trata de una tradición centenaria en esta localidad sevillana, que cada Semana Santa cuelga de un árbol, para que sea abatido a tiros y le prendan fuego, un muñeco que representa a un personaje conocido que durante los últimos meses ha destacado por haber realizado alguna mala acción.
Las personas que lo elaboran lo hacen guardando celosamente el secreto de su identidad, que solo saben tres en el pueblo, y se desvela cuando llega al lugar donde es linchado.
En esta ocasión, el muñeco lo han confeccionado las madres de alumnos de segundo de ESO del CEIP Iripo de la localidad.
La bajada del Ángel
La localidad navarra de Tudela ha vivido este domingo uno de los momentos cumbre del año, la Bajada del Ángel, que anuncia a la Virgen María la resurrección de su hijo en una escena declarada fiesta de interés turístico nacional y a la que han acudido miles de personas.
Protagonizada en esta ocasión por la niña India Moleón, de 7 años, la ceremonia ha repetido simbolismo religioso y emoción, la misma que le avala como rito ancestral que se remonta a finales del siglo XIII, aunque en su formato actual se conoce desde 1663.
Así, India ha bajado desde una ventana, decorada como si fueran las puertas del cielo, amarrada con un arnés a una maroma y vestida de ángel. Se ha deslizado sobre la plaza mientras lanzaba al público aleluyas en forma de papeles.
En Aranda de Duero (Burgos), la tradición familiar ha cobrado este domingo más relevancia que nunca en la Bajada del Ángel.
Hugo Saeta, el pequeño de cuatro años elegido para protagonizar la representación, ha cogido el testigo que hace más de medio siglo portó Julio Saeta, su abuelo, y ha sido el encargado de anunciar a la Virgen María que su hijo vive.
Otra tradición cumplida: la tamborrada en la Plaza Mayor de Madrid

Una tamborrada a cargo de la Cofradía de la Coronación de Espinas de Zaragoza ha cerrado la Semana Santa madrileña. Y lo ha hecho, como ya es costumbre, en la Plaza Mayor de la capital.
Los alcaldes de ambas ciudades, José Luis Martínez-Almeida y Natalia Chueca, respectivamente, han acudido al acto, este año a cargo de la Cofradía de la Coronación de Espinas de Zaragoza, que celebra su 65 aniversario y que ha ofrecido un concierto de más de una hora de tambores y timbales ante cientos de curiosos que se han acercado al centro.
Que no falten las viandas
Y qué mejor que despedir la Semana Santa comiendo. En Zamora lo tienen claro y, como es tradición, se han repartido en la ciudad miles de raciones del dos y pingada, un calórico plato que se sirvió originalmente como almuerzo a los cargadores de los pasos de la procesión de la Santísima Resurrección, pero que ahora se ofrece de menú del Domingo de Ramos en la mayoría de restaurantes y bares de la ciudad.
Dos huevos fritos, lonchas gruesas de jamón serrano hechas vuelta y vuelta en la sartén y una rebanada de pan, con una ‘aceitada’ (una pasta típica de Semana Santa en Zamora) de postre, fue el plato original, que desde mediados del siglo XX se servía en los dos bares que entonces tenía el barrio de La Horta de Zamora.