La lucha contra el extractivismo y el machismo reúne a mujeres indígenas en la Amazonia de Ecuador

Fotografía tomada el pasado 28 de junio de un grupo de mujeres al pitar un telar, durante el primer Encuentro de Mujeres Juristas que defienden la Amazonia y Defensoras Indígenas de la Selva, en Sarayaku (Ecuador). EFE/José Jácome

Sarayaku (Ecuador), 30 jun (EFE). – La lucha contra la política extractiva de recursos naturales y el machismo estructural marcó el primer Encuentro de Mujeres Juristas que defienden la Amazonia y Defensoras Indígenas de la Selva, que reunió a representantes de varios países de la región amazónica, donde coincidieron en la importancia de la colectividad, el litigio estratégico y el trabajo comunitario.

El encuentro, en el que participaron ponentes de Colombia, Brasil y Francia, tuvo lugar los días 27 y 28 de junio en la emblemática comunidad de Sarayaku, que pertenece al pueblo kichwa y es símbolo de resistencia de los pueblos indígenas contra el avance de la exploración y explotación petrolera en el Amazonas.

«Las luchas en defensa de la naturaleza y los derechos son organizadas por mujeres de cada comunidad y territorio. Ponen cuerpo y alma y, por ello, quisimos conectar varias historias de defensoras (del territorio) y juristas que trabajan para que la vida plena en la Amazonia esté garantizada», explicó a EFE Cristina Melo, abogada de la Fundación Pachamama y una de las principales organizadoras del encuentro.

La cita congregó a lideresas de diferentes comunidades indígenas, como kichwa, shuar y achuar, entre ellas, Noemí y Patricia Gualinga, dos de los referentes más importantes de la lucha de la comunidad Sarayaku contra las petroleras desde 2003.

También llegaron activistas sociales expertas en litigio estratégico, cooperantes internacionales como la colombiana Josefina Klinger Zúñiga y profesionales en jurisprudencia como la decana de la Facultad de Derecho de la Universidad Católica de Ecuador, Elizabeth García.

«Cualquier territorio del planeta está determinado por los intereses que se sobreponen y ese es el gran desafío de los líderes, especialmente de las lideresas», apuntó Klinger a EFE, una activista al frente de la asociación Mano Cambiada, con sede en el Chocó (Colombia), centrada en fomentar el turismo sostenible y el mantenimiento del ecosistema.

El encuentro se llevó a cabo gracias a la colaboración del colectivo Mujeres Amazónicas Defensoras de la Selva, que trabaja con lideresas locales; la ecuatoriana Fundación Pachamama, dedicada  a la conservación permanente de la selva; y la Fundación TIAM, especializada en derechos humanos y de la naturaleza.

«El territorio es parte de nuestra vida»

Fotografía tomada el pasado 28 de junio de un grupo de mujeres al pitar un telar, durante el primer Encuentro de Mujeres Juristas que defienden la Amazonia y Defensoras Indígenas de la Selva, en Sarayaku (Ecuador). EFE/José Jácome

El colectivo de Mujeres Amazónicas de la Selva surgió en 2013, en un contexto en el que el Estado ecuatoriano promovía la décimo primera Ronda Petrolera con el fin de licitar varios bloques en la región, una estrategia que levantó a las mujeres indígenas a marchar hasta Quito en señal de protesta.

Desde entonces, más de 100 mujeres de diferentes comunidades indígenas ecuatorianas forman parte del colectivo.

«El territorio es parte de nuestra vida. Nos hacían creer que lo que había dentro de la tierra le pertenecía al Gobierno, pero eso no es lo que decían nuestros abuelos. El territorio es el presente y el futuro», explicó en el encuentro Noemí Gualinga, una de las voces más reconocidas de la lucha de Sarayaku, pueblo que logró un fallo histórico de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) en 2012, que paralizó la actividad petrolera.

Para Nunkui Tentets, del Proyecto de Conservación Sharám -en la comunidad Achuar de Sahramentsa en la provincia ecuatoriana de Pastaza-, las amenazas de la extracción indiscriminada y el deterioro del ecosistema están provocando «enfermedades y gripes» y reducción de «alimentos» vegetales y animales en su localidad.

A través de un mural de grandes dimensiones pintado por ellas mismas, todas las mujeres asistentes al encuentro -lideresas, juristas, activistas y cooperantes- explicaron su manera de entender el territorio: «solidaridad», «colectividad», «diversidad» y «vida» fueron las palabras más recurrentes.

Tejer alianzas

Fotografía tomada el pasado 28 de junio de un grupo de mujeres tras pitar un telar, durante el primer Encuentro de Mujeres Juristas que defienden la Amazonia y Defensoras Indígenas de la Selva, en Sarayaku (Ecuador). EFE/José Jácome

Una por una, las mujeres fueron exponiendo sus inquietudes y miedos, todos relacionados con los daños irreparables de la selva, la ausencia de respaldo institucional y el machismo estructural de sus propias comunidades, que se replica en el Estado. Algunas de las asistentes denunciaron sufrir amenazas y vandalismo en sus viviendas por su activismo y liderazgo.

«Hay que cambiar los modelos de desarrollo y eliminar la violencia que viven estas mujeres de agentes estatales y no estatales. Espero que esta red que se ha creado estos días se mantenga. Siento que de las conversaciones que se han tenido van a salir nuevos procesos que pueden cambiar la crisis climática y política que sufrimos en Ecuador», concluyó Melo, de la  Fundación Pachamama.

Andrea Farnós