Laia Mataix Gómez

Figueira da Foz (Portugal), 15 sep (EFE).- Alrededor de 220.000 hectáreas del Portugal continental, el 2,5 % de su superficie, pertenecen a las dos grandes celulosas del país, Altri y The Navigator Company, que se encargan de la gestión forestal y el combate a los incendios en esta área donde predomina el eucalipto a través de una empresa conjunta.
En Figueira da Foz, donde ambas productoras de pasta de papel tienen sus mayores plantas en el país, una frente a la otra, está la sede de Afocelca, la compañía conjunta, que como su director explica a EFE, pretende «complementar» las labores de lucha contra incendios de las instituciones y «defender el patrimonio».
Afocelca nació en 2002 como una asociación entre estos dos gigantes que, aunque competidores, han unido fuerzas para custodiar sus propiedades; y si bien fue concebida siguiendo un modelo similar que existía en Chile, es la única de su tipo en Europa.
Su objetivo es «evitar que el incendio entre dentro» de esas 220.000 hectáreas, por lo que, según Gomes, «por norma», empieza a movilizar medios cuando las llamas llegan a 2 kilómetros de distancia, lo que hace que el área de protección «crezca mucho».
«Por lo tanto -agregó-, pasamos de 220.000 hectáreas (defendidas) a varios millones».
El cuartel general de Afocelca, acabado de renovar, se ubica en la planta Celbi de Altri y consiste, entre otros, en una sala de operaciones donde varios técnicos monitorizan los avisos y riesgos.
Ahora predomina la tranquilidad: lo peor del verano ha pasado y ha descendido notablemente el número de incendios. Hasta la fecha, Afocelca ha intervenido este año en 319 incidentes, aunque ha recibido alrededor de 4.000 avisos.
La compañía tiene efectivos integrados en las 24 salas de operaciones de los comandos subregionales de la Autoridad Nacional de Emergencias y Protección Civil (ANPEC) y cuenta con entre 450 y 500 sobre el terreno, junto con 61 medios terrestres y tres helicópteros, entre otros equipos.
Los bosques y propiedades de los dos gigantes de la celulosa están en su mayoría constituidos por eucalipto, un árbol de crecimiento muy rápido que se considera especie invasora y que en Portugal está presente en unas 850.000 hectáreas (más del 25 % de la superficie forestal).
Desde el Gobierno portugués se busca desincentivar la presencia de eucalipto, que se emplea para la fabricación de pasta de papel, exigiendo licencias para plantarlo.
Al ser preguntado sobre el riesgo del eucalipto por su alta inflamabilidad y su efecto en la propagación del fuego, Gomes le quitó peso al argumentar que «la gran superficie quemada en Portugal este año es primero matorral, luego pinar y después eucalipto».
«El eucalipto es casi un tabú en la sociedad, y se utiliza para justificar muchas cosas, pero en realidad no justifica nada», aseguró.
Para esta semana está convocada una protesta en 14 ciudades de Portugal para pedir la «deseucaliptización, descabornización y democratización».
Uno de los organizadores, João Camargo, dijo a EFE que son varios factores, como la elevada presencia de eucalipto, los que han llevado a que «Portugal sea el país que más arde de Europa, del Mediterráneo». «Y cada año la situación empeora», lamentó.
Según sus cifras, en Portugal hay un millón de hectáreas de eucalipto, casi el 10 % del territorio, la mayor área de plantación de este árbol de Europa y del mundo en términos relativos.
Camargo precisó que el eucalipto se beneficia de las llamas, porque ayudan a que se expanda al tener semillas encerradas en cápsulas leñosas que se abren con el calor del fuego y, a diferencia de otras especies, este árbol es mucho más resistente y se regenera rápidamente tras los incendios.
El eucalipto también contribuye a acelerar el fuego, ya que «lanza progresiones que pueden llegar a 20 kilómetros de distancia de materia ardiendo», en palabras de Camargo, quien detalló que este año ha ardido un 3 % del territorio portugués hasta la fecha.
Este activista calificó la gestión forestal privada como la de Afocelca de «fantasía, una ilusión» y cree que lo que necesita Portugal es «un cuerpo verdadero de bomberos permanente», frente al actual «subdimensionado y ultra subequipado».