La mayor amenaza para el océano es el “negacionismo científico”, asegura experta del CSIC

Fotografía de archivo del océano Pacífico, en la provincia de Puntarenas (Costa Rica). EFE/ Jeffrey Arguedas

 Lourdes Uquillas

Madrid, 8 abr (EFE).- “La mayor amenaza para nuestros mares es el negacionismo científico”, asegura en una entrevista con EFE la investigadora del Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC) María del Carmen García Martínez.

García Martínez, licenciada en Biología por la Universidad de Sevilla y doctora por la Universidad de Málaga, apunta que “el conocimiento científico es el que nos protege” y subraya que “negar la evidencia científica, como los estudios del IPCC, es uno de los grandes peligros actuales, porque sucede con el océano, con el cambio climático y con todo.”

“Construir sociedades incultas es hacer sociedades más pobres y hacer sociedades más pobres nos lleva a lo que estamos viendo en estos momentos”, añade la también exdirectora del IEO-CSIC, quien junto a otros expertos participa este martes en la Conferencia “Salvar el océano” para la presentación de la Cumbre Internacional del Océano de Niza (Francia).

Cumbre de Niza (Francia)

Sobre la próxima cumbre de alto nivel de Niza, remarca que espera que “se hagan declaraciones de intención claras y contundentes, con mensajes que lleguen a la sociedad y donde nos dejen, con la máxima representación del máximo nivel, con el mayor número de países implicados, porque todo depende del trabajo hecho de forma conjunta para la protección y conservación del océano”.

Incide en que los mares “están profundamente amenazados” por muchos factores distintos, pero destaca como “principal afectación la existencia del ser humano, el consumo desproporcionado y el uso de combustibles”.

La crisis climática “no solo con el incremento de temperatura en los mares, sino también la acidificación, que es el proceso que sufren nuestros océanos por retirar CO2 de la atmósfera” y la alcalinidad que afecta a los corales.

“Es fundamental saber que el océano es regulador del clima del planeta”, subraya. Además explica que el clima se regula por la capa gaseosa que es la atmósfera y la capa líquida que es el mar. “Sin los océanos y sin esta atmósfera, el clima del planeta -añade- no sería en absoluto el que es”.

Cuando se inició la revolución industrial, dice, se empezó a “consumir y quemar en exceso” combustibles fósiles que estaban enterrados, lo que generó emisiones a la atmósfera y calor que, en una parte, es recogido por el océano. “Si los mares no quitan el exceso de calor, el planeta sería invivible”.

Y, “aunque esto puede parecer alarmista, si no existieran los mares, la temperatura de la atmósfera se habría incrementado en 100 °C desde el inicio de la revolución industrial y aunque la temperatura va aumentando se mantiene dentro de los límites de la vida”.

Contaminación

Entre los contaminantes del océano menciona los plásticos, y explica que recientemente investigadores del CSIC, en la primera campaña antártica del buque oceanográfico Odón de Buen “han encontrado plásticos en la Antártida, un sitio que se supone tiene un mar prístino”.

“No existe lugar del planeta donde no hayan llegado, incide, y la que “más preocupa ahora, que es la de los microplásticos”, subraya.

Además, está la “contaminación en general, como las aguas no tratadas”. Explica que aunque hay países que tratan esas aguas y las depuran antes de enviarlas al mar, hay otros que no lo hacen y “al océano pueden llegar los efluentes de la agricultura o de la industria”.

“Son problemas gravísimos, particularmente en mares pequeños y cerrados, como ocurre en el Mediterráneo, uno de los mares más amenazados por ser pequeño, por estar rodeado de tierra y por muchísima población”.

Todo esto provoca la pérdida de biodiversidad, “de la que no somos conscientes, porque el mar es un auténtico desconocido”, asevera, y asegura que “existen millones de especies que estamos descubriendo continuamente”.

Esa pérdida “es terrible” no solo por la riqueza ecológica, sino porque “incluso, egoístamente, como humanos que somos, no sabemos qué especies podemos encontrar que sean útiles para el descubrimiento de nuevos fármacos”.

 Se conoce “una mínima parte de los océanos, que no tienen fronteras, las fronteras las colocamos nosotros”, subraya y recuerda que “la conservación, defensa y explotación sostenible de los recursos” depende de que se alcancen acuerdos internacionales, como el Tratado Global de los Océanos de Naciones Unidas, alcanzado en 2023 para la protección del 30 % de su superficie.

Sostiene que las aguas territoriales “son áreas pequeñas”, por lo que “tenemos que proteger aquellas que no son territoriales, porque la explotación de un recurso, que es muy necesaria y lícita, se puede hacer pero siempre teniendo una visión global del mantenimiento de los ecosistemas”, porque lo que se explote ahora puede significar un daño irreparable para el conjunto del ecosistema.