La metamorfosis del bolso: del gato de Valentino al vaso térmico de Balenciaga

Los bolsos se han convertido en el último objeto de deseo de la moda: del gato de Valentino al vaso térmico de Balenciaga, pasando por el hatillo de espárragos de Loewe, creaciones artísticas más que prácticas, que marcan la diferencia y añade un plus de personalidad. EFE

Madrid, 25 abr (EFE).- Los bolsos se han convertido en el último objeto de deseo de la moda: del gato de Valentino al vaso térmico de Balenciaga, pasando por el hatillo de espárragos de Loewe, creaciones artísticas más que prácticas, que marcan la diferencia y añade un plus de personalidad.

Los bolsos se han convertido en el último objeto de deseo de la moda: del gato de Valentino al vaso térmico de Balenciaga, pasando por el hatillo de espárragos de Loewe, creaciones artísticas más que prácticas, que marcan la diferencia y añade un plus de personalidad. . EFE/EPA/YOAN VALAT

“El bolso gana protagonismo, es la pieza angular del estilismo, y si es original y divertido, mucho mejor”, ha contado este viernes a EFE la experta en comunicación de moda y directora de la empresa Vality, Alicia Hernández.

De ahí, que esta temporada las firmas de lujo pongan énfasis en crear diseños originales, casi surrealistas hasta convertirlos en objeto de deseo sin género. “Viven su momento álgido”, añade Hernández.

Así, la casa Balenciaga ha lanzado un bolso que emula un vaso térmico de café, el modelo ‘9 Am Clutch’, realizado en piel de becerro, con un precio de 4.800 euros

Demna Gvasalia, director creativo de Balenciaga, ha ideado otro modelo que imita las típicas bolsa de patatas fritas, con un precio de 1.650 euros.

Y siguiendo esa estela de crear accesorios trampantojos, Gvasalia, para la colección de primavera-verano 2025, propone una cartera de mano que imita una caja de zapatos y otro de colgar al hombro imitando la bolsa portatrajes.

Los bolsos, además de marcar una diferencia estilística, sirven para guardar pertenencias, como el teléfono móvil, brillo de labios, llaves tarjetas de casa y el coche, pero esa función parece haber pasado a un segundo plano y prima la creatividad, lo artístico: “Cada vez son más pequeños, son un accesorio artístico, más próximo a una obra de arte que a un complemento de moda”, añade Hernández.

Una tendencia que arranco en 2018, cuando Jonathan Anderson creó para Loewe el modelo elefante con la idea de recaudar fondos para protegerlos del tráfico y el maltrato que sufren en zonas de Asia y África.

Luego llegó el hatillo de espárragos y el modelo paloma. Ahora, entre los más novedosos, se encuentran: ‘Bird’, adornado con plumas, pico en madera esculpida y ojos en nácar; ‘Hamster’, creado con lana de oveja, o ‘Squeeze’, modelo inspirado en una fresa, confeccionado en piel con cuentas bordadas a mano y un asa con flecos que representa las hojas del fresón.

Ideas originales a las que se suma la casa italiana Valentino con una creación en forma de gato con detalles pintados a manos, correa desmontable bañada en platino y cierre magnético, por un precio de 4.500 euros.

Coqueto resulta el bolso que recrea el collar de perlas de Chanel. Más poético, el modelo que simula una jaula de pájaros, una versión en miniatura de metal dorado y cristal que recuerda a la casita de pájaros que tenía Gabrielle Chanel en su apartamento en el número 31 de la calle Cambon en París.

La casa francesa, además rinde homenaje a sus perfumes con un bolso de fiesta que recrea el envase del mítico Chanel Nº 5, un accesorio solo disponible bajo petición.

Otros recientes ejemplos de bolsos con notas surrealistas son el modelo sandia de Moschino; el oso de Vivienne Westwood, la barra de pan de Fendi, el libro de Olympia Le-Tan o la guitarra eléctrica de Salvador Bachiller.

Carmen Martín