Madrid, 29 jul (EFE).- «Olvidamos que la mayor parte de la biodiversidad, de la no protegida, es la nocturna» recuerda a EFE el astrofísico Alejandro Sánchez de Miguel, director científico de la fundación Stars4all, que este martes presentará en el Ateneo de Madrid ‘La Noche de Europa’ contra la contaminación lumínica.
Esta fundación, junto a la asociación Eurogaia y el portal Hablamos de Europa, organizará esta actividad astronómica y medioambiental del 11 al 12 de agosto en los Picos de Europa, con la participación de científicos, divulgadores, políticos y ciudadanos para reivindicar la protección contra este tipo de contaminación, así como «el valor de los cielos oscuros y el derecho al firmamento».
Sánchez de Miguel, que participará en la presentación junto a representantes de la Agencia Espacial Europea y el Planetario de Madrid, explica que el problema es «todavía poco reconocido» pero el hecho es que la luz eléctrica «también puede contaminar y matar, ya que puede afectar desde a insectos polinizadores hasta aves migratorias».
A pesar de ello, y como añade Jaime Zamorano, catedrático del departamento de Física de la Tierra y Astrofísica de la facultad de ciencias Físicas de la Universidad Complutense de Madrid, “nadie trata la contaminación lumínica como una auténtica contaminación”.
El problema no es exclusivo de las grandes ciudades y de hecho las principales víctimas son «zonas rurales y espacios naturales», precisa Zamorano.
Algunas cifras
La «amenaza silenciosa y creciente» de la contaminación lumínica afecta «tanto la biodiversidad como a la salud humana» puesto que, según los datos de Stars4all, el 23 % de la superficie terrestre entre los paralelos 75ºN y 60ºS ya está contaminada por luz artificial.
A día de hoy, el 80 % de la población mundial vive bajo cielos contaminados por la luz, lo que ha motivado una iniciativa internacional que reivindica el cielo oscuro como «un derecho fundamental», ya que la noche en condiciones naturales de oscuridad es «imprescindible para la regeneración biológica humana y el equilibrio de los ecosistemas» y protegerla es «una apuesta sostenible y cultural».
En el caso de la salud humana, la luz eléctrica genera trastornos del sueño, deslumbramientos en carretera e incluso «correlaciones un poco preocupantes» con enfermedades como obesidad, diabetes y algunos tipos de cáncer, apunta Sánchez de Miguel.
En el ámbito científico, denunció que la pérdida de cielos oscuros compromete la investigación astronómica que «nos permite, por ejemplo, protegernos de asteroides que puedan impactar contra la Tierra o descubrir cómo funcionan las leyes de la Naturaleza».
En Europa
El 75,95 % de los europeos viven actualmente en entornos urbanos, según datos de la propia UE, por lo que «dentro de muy pocos años este elevado porcentaje de la población si contempla la Vía Láctea será por accidente».
Además, “el problema no es tanto el crecimiento en consumo eléctrico” sino “el tipo de lámparas que estamos utilizando, que son muy blancas y muy poco sostenibles”, añade Sánchez de Miguel.
A pesar de que desde 2007 existe en España una legislación nacional sobre el tema, ésta “es demasiado ambigua y no se aplica con eficacia”, especialmente por falta de conciencia, pues por ejemplo «en Francia, unos 12.000 municipios apagan total o parcialmente su alumbrado público durante la noche”, comenta.
‘La Noche Europea’ busca aumentar esa concienciación y recordar que «podemos vivir con cuatro veces menos luz sin perder calidad de vida”, concluye el astrofísico.