Pilar Palazuelos
Santander, 28 ago (EFE).- La evolución de las ciudades ha afectado a los comercios de barrio que han ido desapareciendo con el paso de los años y los cambios sociales, dejando tras de sí su huella en forma de patrimonio gráfico popular: el de los rótulos y letreros de las tiendas y locales que dieron vida a esas calles.
El proyecto Santatipo, en Santander, recopila y recoge rótulos, pero también otro tipo de objetos y materiales de comercios de barrio de otras épocas, para que no se olviden y también por su valor estético y como memoria del pasado.
Surgió un poco por inquietud personal y profesional, tras un periodo de trabajo previo documental en las calles de Santander.
Más de una década después ya reúne alrededor de mil fotografías y no se queda sólo en los rótulos originales: ya se incorporan bolsas, papelería, tarjetas…
«La colección de bolsas debe rondar ya las 200. Ha sido un bombazo. A la gente le ha maravillado lo de la bolsa y nos hemos dado cuenta de que es un objeto súper cotidiano, que hemos tenido y que hemos guardado todos en todas las casas», destaca a EFE Federico Barrera, de Santatipo.
En cuanto a lo que estrictamente son rótulos, Santatipo tiene alrededor de 70 que han sido recogidos o ‘rescatados’.
Fue en 2014 cuando este proyecto dio sus primeros pasos y las redes sociales tuvieron un papel fundamental para hacerlo crecer.
Comenzó a pie de calle y poco a poco se dieron a conocer en las redes rótulos, historias, contextos… «Poco a poco va creciendo y en estos ya casi 12 años ha evolucionado considerablemente», añade Barrera.
En 2019 empezaron los ‘rescates’ y se recogió el primer rótulo, uno de los años 50 ó 60 que estaba en la calle Alta.
Tras la pandemia empezó una mayor actividad de recogida de rótulos, pero también de otros materiales, como bolsas de tiendas o papelería.
Santatipo es además miembro fundador de la Red Ibérica en Defensa del Patrimonio Gráfico, que reúne a cerca de 60 iniciativas por toda España, y recientemente se ha convertido en asociación cultural para trabajar en la defensa y preservar el patrimonio gráfico de Cantabria.
Recuperar, rescatar, conservar

«El patrimonio gráfico tiene una importancia vital porque al final estamos viviendo un proceso de cambio de ciudades muy grande. Y, sobre todo, muy rápido. Procesos como la gentrificación o la turistificación están borrando del mapa todo lo que es el comercio local de barrio, el conocido de toda la vida», subraya Barrera.
Según advierte, en esa evolución «se está borrando parte de la historia local porque este tipo de comercios también eran un nexo social, a pie de calle, o lugares de encuentro».
Al recopilar esos rótulos y el material, entran en juego los recuerdos y la nostalgia para evocar las historias de esos locales y comercios.
A veces, los propios comerciantes son los que ayudan y «trasladan un poco la historia, e incluso en algún caso han mandado fotografías antiguas», por ejemplo de la inauguración o de algún momento importante en su establecimiento.
También los propios vecinos dan pistas y cuentan sus vivencias en esos locales y tiendas de barrio.
«Cuando vemos las fotografías antiguas de archivo piensas qué cartel o qué tienda más maravillosa y los recuerdos que te trae. Intentamos poner en valor todo lo que trascienda a través del rótulo. Lo material, porque muchos son también pequeñas piezas de diseño, pero también lo inmaterial, que es toda nuestra memoria de identidad local», abunda Barrera.
Historias detrás del plástico
Lo que han comprobado con este proyecto s que «estos trozos de plástico pueden guardar detrás muchas historias que merecen ser rescatadas».
Una de las llamativas es la del número 22 de la calle Alta de Santander, donde se sitúa el origen de la Quiniela, en una taberna, La Callealtera.
Fede Barrera cuenta que allí se gestó este modelo de apuesta. «Era un bar donde era habitual ver peleas de gallos», explica, antes de señalar que de esas peleas y otras apuestas lo siguiente fue pasar al fútbol, a finales de los años 20 del pasado siglo.