La obra ‘Risa caníbal’, sátira política que invita a reflexionar sobre la extrema derecha

Foto de la obra de teatro 'Risa Canibal', pieza del colectivo Las Huecas, cedida por el Inaem.

Madrid, 8 oct (EFE).- Tras el éxito de ‘Aquellas que no han de morir’, el colectivo Las Huecas sube a las tablas del Teatro Valle-Inclán (Madrid) ‘Risa Canibal’, una pieza a medio camino entre la tragicomedia, el thriller de terror psicológico y la sátira política para reflexionar sobre el auge reaccionario de la extrema derecha.

Las Huecas -Júlia Barbany, Núria Corominas y Andrea Pellejero- se definen como «actrices que dirigen y escriben» y su proceso creativo es colectivo, ya que no tiene un texto cerrado, sino que el material surge de la improvisación y la investigación en escena.

Así, con ese método ha surgido ‘Risa caníbal’, que la ola actual de fascismo, como «una forma de abordar la maldad», ha dicho este miércoles en rueda de prensa Corominas.

Provocar, reírse de lo solemne y convertir la idiotez en un arma escénica es el objetivo de esta obra que Barbany define como «una reivindicación del humor como arma antifascista».

Este colectivo denuncia que en un periodo de auge reaccionario «existe una usurpación laboral intolerable: la ultraderecha hace uso de la performatividad escénica, del poshumor y de la ficción en sus formas de comunicación y divulgación»

Por eso, Las Huecas proponen un ajuste de cuentas recuperando un lenguaje que entienden como propio de las comediantes para «darle de su propia medicina» a la ultraderecha, con el fin de ridiculizarla, reírse de ella y, a la vez, desactivarla.

La acción de esta pieza -que se podrá ver desde el 10 de octubre al 9 de noviembre- se sitúa en la sala de espera de una convención de mujeres líderes de la ultraderecha europea, en la que se quedarán encerradas.

Poco a poco, el espectador será testigo de cómo se irá produciendo su degradación paulatina, empujándolas al ridículo, al paroxismo y, finalmente, a su propia destrucción.

Para ello, las creadoras proponen «un ejercicio cómico que opera mediante la fragmentación de la máscara, la parodia degradada, el cuerpo grotesco y la sátira política absurda».

Todo esto se combina con un lenguaje escénico que se articula como alegórico en el que la comedia y el ‘metaclown’ (entendiendo la nariz como un objeto simbólico y no como una técnica) conviven con el terror psicológico e, incluso, con estética propias del gore.

Las Huecas proponen así una experimentación artística y un sentido de la vanguardia «porque la misma ultraderecha se siente como punta de lanza de la novedad cultural y hay que hacer visible que sus formas culturales son retrógradas y conservadoras».

La puesta en escena se completa con la iluminación de Ana Rovira, el espacio sonoro de Adrià Girona o la caracterización de Núria Isern.