Ginebra, 15 jul (EFE).- La Oficina de Derechos Humanos de la ONU confirmó este martes que 875 gazatíes han sido asesinados mientras iban a buscar comida, la mayor parte de ellos en los alrededores de puntos de distribución controlados por la llamada «Fundación Humanitaria de Gaza», creada conjuntamente por Israel y Estados Unidos y que opera hace un mes y medio.
El portavoz del organismo, Thameen Al-Kheetan, precisó que se produjeron 674 muertes muy cerca de esos lugares, mientras que las víctimas restantes fueron atacadas y murieron en las rutas de los convoyes humanitarios de Naciones Unidas o de otras entidades de ayuda.
La ONU ha reclamado a Israel que se investigue de forma independiente estas muertes.
Por otra parte, la Sección de derechos humanos de Naciones Unidas rechazó en su totalidad el plan de Israel de levantar un gigantesco campamento en Rafah (sur de Gaza) para trasladar allí a unos 600.000 palestinos, una idea que las autoridades han denominado «ciudad humanitaria».
Al-Kheetan también se mostró en contra del planteamiento de que los palestinos se exilien «voluntariamente» en terceros países.
«En primer lugar, la creación de una ciudad humanitaria de este tipo es problemática en sí misma y suscita la preocupación de que se produzcan más desplazamientos forzosos», recalcó.
Agregó que «es probable que los hombres y mujeres de ciertos grupos de edad puedan correr un mayor riesgo de detención arbitraria».
Asimismo, dijo que pueden ocurrir desapariciones, separación de familias, pérdida de la libertad de movimiento, además de una situación en la que cientos de miles de personas estarían hacinadas en una pequeña zona de Gaza, donde sería muy difícil la distribución de ayuda humanitaria de forma independiente.
«Y por supuesto que no podemos hablar de ningún movimiento voluntario a terceros países, porque para que el movimiento sea voluntario, debemos dar a la gente la opción en términos de condiciones de vida para permanecer en Gaza», recalcó.
El jefe de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA), Philippe Lazzarini, ha afirmado que este plan equivale en la práctica a crear un campo de concentración en la frontera con Egipto y que sería el fin de cualquier perspectiva de que los palestinos puedan construir un futuro en su propia tierra.