Kabul, 8 sep (EFE).- La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió este lunes de que la respuesta al terremoto en Afganistán afronta una grave falta de recursos, con apenas un millón de dólares recibidos frente a los más de cinco millones que estima necesarios para sostener las operaciones de asistencia en los próximos seis meses.
En su último informe de situación, la OMS explicó que ha diseñado «un plan operativo de seis meses centrado en ampliar la atención primaria de salud, la salud reproductiva, el apoyo psicosocial, los sistemas de ambulancias y derivaciones, así como el suministro de medicinas y equipos médicos».
Sin embargo, añadió, «se necesitan aún más de 5 millones de dólares, habiéndose recibido solo 1 millón hasta la fecha, para sostener y ampliar intervenciones vitales para las comunidades afectadas por el terremoto».
El terremoto de magnitud 6,0 registrado el 31 de agosto en la provincia oriental de Kunar, seguido de varias réplicas, ha dejado un balance de al menos 2.205 muertos, 3.640 heridos y 6.782 viviendas destruidas, con más de 84.000 personas afectadas.
La crisis de un sistema ya debilitado se ha agravado con la destrucción de al menos veinte instalaciones de salud, entre ellas hospitales claves en la región, y con la detección de cientos de casos de enfermedades infecciosas en Kunar, lo que eleva el riesgo de una segunda emergencia sanitaria.
La organización, que ha desplegado equipos móviles de salud y ha entregado 43 toneladas de suministros médicos, incluidos kits de trauma y de cólera, aseguró que la continuidad de estas operaciones depende de que lleguen nuevos fondos.
Aunque la Unión Europea (UE), el Reino Unido, la India, Emiratos Árabes Unidos y otros países han anunciado aportaciones en efectivo y material, gran parte de la ayuda aún no ha sido registrada por la OMS como recibida, lo que refleja la condicionada naturaleza de la asistencia internacional a Afganistán en condiciones de aislamiento político internacional.
La operación depende de un puente logístico lento y costoso, con Dubái como centro regional de la OMS y otras agencias, y sufre además la fragmentación de una ayuda que muchos donantes canalizan por ONG o vías privadas para impedir que los fondos lleguen al régimen talibán.
Tras el terremoto de Turquía y Siria en 2023, Naciones Unidas hizo llamamientos por más de 1.000 millones de dólares para atender a millones de damnificados. En Afganistán, en cambio, la financiación internacional apenas cubre una fracción de lo requerido pese a la gravedad del seísmo, que ha sido uno de los más letales en décadas.
En Afganistán, la brecha financiera se suma a un sistema sanitario previamente debilitado. Según la OMS, al menos 80 centros de salud en la región afectada habían cerrado antes del terremoto por falta de fondos y la destrucción de veinte instalaciones más ha dejado sin servicios esenciales a miles de familias.
La catástrofe golpea a un país donde casi la mitad de la población dependía ya de la ayuda humanitaria para sobrevivir y donde las restricciones impuestas por el Gobierno talibán limitan aún más el acceso a los servicios básicos.