Viena, 26 jun (EFE).- El narcotráfico no solo enriquece al crimen organizado, genera violencia y destruye vidas, también contamina ríos, envenena suelos y lanza al aire toneladas de gases de efecto invernadero, denuncia un informe de la ONU emitido este jueves.
El ‘Informe Mundial sobre las Drogas 2025’, difundido en Viena por la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito (ONUDD), examina por primera vez en un capítulo exclusivo los efectos medioambientales del mercado ilícito de estupefacientes en Europa.
Los expertos documentan cómo la producción de drogas genera un gran impacto ecológico, desde laboratorios clandestinos que vierten residuos tóxicos en bosques y campos, hasta cultivos de cannabis en interiores que requieren enormes cantidades de electricidad.
En los últimos cinco años, se han desmantelado más de 4.300 laboratorios clandestinos en el continente, y la mayoría se utilizaban para producir drogas sintéticas como metanfetamina, MDMA (‘éxtasis’) y anfetaminas.
Cada kilo de MDMA genera hasta 58 kilos de residuos tóxicos, que suelen acabar vertidos en suelos agrícolas, ríos o sistemas de alcantarillado sin ningún tipo de tratamiento.
Solo tres países (Países Bajos, Bélgica y Ucrania) concentran el 99 % de los casi 1.200 vertidos oficialmente reportados entre 2019 y 2023, lo que apunta a que en el resto del continente los datos oficiales están muy por debajo de la realidad.
La mayoría de los vertidos están relacionados con drogas sintéticas, como el MDMA o las anfetaminas.
El cultivo de cannabis en interiores, dominante en Europa porque permite ocultar esa actividad ilegal mejor que las plantaciones en exteriores, tiene un elevadísimo coste energético.
Producir un kilo de flor seca de cannabis en interior puede generar más de 5.000 kilos de CO2, similar a las emisiones por consumo de energía de una vivienda familiar durante medio año.
En el caso de España, el informe destaca que plantaciones ilegales de cannabis se han instalado incluso en parques naturales, como los de Guadalajara y Málaga, lo que afecta a esos entornos protegidos.
Además, España informó a la ONU de 14 vertidos de residuos químicos relacionados con la producción de drogas entre 2013 y 2023, una cifra que, según los expertos, es solo la punta del iceberg.
Uno de los casos citados ocurrió en San Martín de la Vega (Madrid) en 2020, donde un laboratorio de cocaína estalló por la acumulación de gases inflamables.
El suceso puso de relieve otro fenómeno creciente: el uso de viviendas y locales urbanos para producir drogas, con los riesgos que eso implica para la salud y la seguridad de los vecinos.