Naciones Unidas, 25 ago (EFE).- La Asamblea General de la ONU aprobó este martes, por consenso, la creación del primer panel científico para la gobernanza de la inteligencia artificial (IA), fruto de un negociación de varios meses y que nace con una importante restricción: su actividad se limitará a «ámbitos no militares», según el texto de la resolución.
Además, en el momento de su aprobación quedaron claras las discrepancias de algunos países, particularmente de Estados Unidos.
La resolución fue preparada por los embajadores de España y Costa Rica como «cofacilitadores», quienes durante meses han desplegado una intensa actividad negociadora con todos los países y expertos en tecnologías de la inteligencia artificial para lograr un documento lo más consensuado posible.
El panel que regulará el uso de la IA contará con 40 miembros que tendrán un mandato de tres años y deberán ser elegidos con criterios de equilibrio geográfico.
Habrá también dos presidentes, uno de un país desarrollado y otro procedente de uno en vías de desarrollo.
Se dedicará a proveer evaluaciones con base científica sobre «las oportunidades, los riesgos y los impactos de la IA» en un informe anual «no prescriptivo», es decir, que tendrá un carácter consultivo y no normativo.
Los 40 miembros, elegidos por la Asamblea General, serán personas con una experiencia probada en el campo de la IA, y no podrán ser funcionarios de la ONU.
Junto al panel ha sido aprobada la celebración anual de un «diálogo global sobre la IA» que debata en un marco abierto, con participación de funcionarios y expertos, sobre los retos que supone la IA «en los ámbitos social, económico, ético, cultural, lingüístico y técnico». Este diálogo se desarrollará alternativamente en Nueva Yor y Ginebra, las dos mayores sedes de la ONU.
Objeciones de EE.UU. y Argentina
Aunque el texto de la resolución fue aprobado por consenso, Argentina se descolgó a última hora y retiró su apoyo.
Según explicó un representante de su misión ante la ONU, la resolución «plantea elementos que no reflejan las prioridades ni los enfoques que sostiene Argentina», sobre todo porque recoge elementos del Pacto del Futuro de la ONU del que el país se ha «disociado».
Más ambigua fue la postura de Estados Unidos, que si bien no retiró su apoyo al texto completo, especificó que no se siente representado en aquellos párrafos que contienen referencias al «género» ni a los objetivos de desarrollo sostenible.
Además, su representante ante la Asamblea quiso subrayar que el panel internacional que supervisará la inteligencia artificial «es no vinculante» y por consiguiente «no es necesario estar de acuerdo en áreas de entendimiento común».
En el fondo, la representante de EE.UU. lanzó un torpedo contra la línea de flotación del mismo panel que hoy nace, cuando su representante dijo que su país «rechaza los esfuerzos de organismos globales de hacer valer una influencia indebida sobre la gobernanza de la IA (porque), la sobrerregulación incentiva la centralización, sofoca la innovación e incrementa la posibilidad de censura».