Madrid, 15 may (EFE).- “Van a perder en 2027 por aburrimiento”. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha vuelto a dejar claro esta semana en el pleno del Congreso que agotará la legislatura, pero la oposición ha comenzado a prepararse ante lo que considera un ciclo agotado, con el Ejecutivo sufriendo para amarrar a sus aliados.
El PSOE asume ya que este año no habrá nuevos presupuestos generales del Estado, como tampoco los hubo en 2024, pero Moncloa le resta importancia recordando que gobierna con unas cuentas que diseñó un ejecutivo progresista y en una etapa expansiva que le da amplio margen para actuar.
Sin embargo, para el PP, y también para formaciones como Podemos, sin nuevas cuentas y con un gobierno salpicado por varias causas judiciales, el curso político está agotado y el riesgo de elecciones anticipadas es cierto.
Han empezado ya así los primeros movimientos para marcar terreno en un espacio político por el que compiten muchas siglas, tanto a la derecha, como a la izquierda.
Si no hay adelanto, el primer examen serán las elecciones andaluzas, en 2026.
Un congreso adelantado para “la cuenta atrás”

El PP sigue confiando en que haya un adelanto electoral. Cada vez con más intensidad, desde sus filas piden la dimisión de Pedro Sánchez y la convocatoria de elecciones ante un Gobierno que consideran acabado y acorralado por los casos de corrupción.
No solo apuestan por expandir el mensaje del caos generalizado que vive España ante sucesos como el apagón o las incidencias ferroviarias. Esta semana el líder de la formación, Alberto Núñez Feijóo, ha lanzado un órdago con la convocatoria adelantada del congreso del partido.
Se celebrará los próximos 5 y 6 de julio en Madrid, con Feijóo como presumible candidato único. El líder popular está convencido de que el Gobierno está ya “en su cuenta atrás” y que hay que actuar rápidamente para reforzar su equipo y su proyecto.
El PSOE confía en Junts para llegar a 2027
En el PSOE cierran filas en torno al presidente y siguen seguros de que la coalición agotará la legislatura pese a la complicada aritmética parlamentaria y aunque Junts sigue marcando el ritmo de las negociaciones.
Los socialistas restan importancia al adelanto del congreso del PP, que ven como una maniobra para “aparentar cambios”, y defienden que la relación con los de Carles Puigdemont ha entrado en una nueva fase de normalidad que les permite confiar en que no habrá adelanto electoral, aunque a veces haya alguna “escenificación” por parte de los catalanes.
Lo que sí reconocen algunas fuentes de la Ejecutiva socialista es el daño político que pueda hacer el apagón por la falta de información sobre sus causas. De aquí a 2027, afirman, habrá margen de sobra para enmendarlo.
Vox, preparado para todo
En Vox tampoco contemplan el adelanto electoral. Creen que Sánchez agotará la legislatura porque, según su líder, Santiago Abascal, “sabe que su salida del Gobierno le coloca en un banquillo” por corrupción y “va a hacer lo posible para que eso no ocurra”.
No obstante, aseguran fuentes del partido a EFE, están listos para afrontar cualquier escenario en cualquier momento. Gracias a su organización territorial, destacan, sus equipos están preparados y los protocolos electorales establecidos.
“No nos asusta que haya un adelanto electoral como parece que sí le asusta al PP”, añaden las fuentes.
Las izquierdas miran ya a Andalucía
Entre los partidos situados a la izquierda del PSOE, ni Sumar ni IU contemplan elecciones anticipadas y abogan por reeditar en 2027 la candidatura de unidad con la que se presentaron a las generales de 2023 y que incluía a Podemos, formación que rompió la coalición y pasó al grupo mixto del Congreso.
Los morados, sin embargo, rehuyen los llamamientos a celebrar unas primarias para elegir una cabeza de lista de una hipotética lista unitaria.
De hecho, Podemos anticipó al pasado mes de abril su asamblea estatal al considerar “plausible” un adelanto electoral y tomó la delantera al presentar a Irene Montero como candidata para una coalición amplia de “fuerzas a favor de la paz”, excluyendo así tanto a Sumar como a IU, a quienes identifica como parte del “Gobierno de la guerra”.
Las elecciones andaluzas, previstas en junio de 2026, serán el laboratorio para medir el estado de las alianzas a la izquierda del PSOE y se vislumbra ya la división.