Santander, 7 jun (EFE).- Los campanos, las varas, los trajes típicos y las tudancas han tomado este sábado el centro de Santander, con aceras llenas de gente de todas las edades para seguir el desfile ganadero de La Pasá y ver más de cerca estas reses, características de Cantabria.
La Pasá ha traído a Santander 800 cabezas de ganado para acercar la cultura rural a la capital cántabra y recuperar una tradición que hacía 11 años que no se celebraba en la ciudad.
Las reses, procedentes de más de 50 ganaderías de la región, han comenzado los 11 kilómetros de paseo en la zona de La Remonta, a las afueras de la ciudad, para avanzar por la entrada de Valdecilla, San Fernando, la plaza del Ayuntamiento, Calvo Sotelo y el Paseo Pereda hasta llegar a Puertochico, donde han dado la vuelta y han regresado al punto de inicio del recorrido.
La Pasá ha sido todo un espectáculo en un día de buen tiempo y, de hecho, gran parte de las personas que se han congregado en los márgenes de la arteria central de Santander por donde pasaba el ganado no han perdido la ocasión de inmortalizar con sus teléfonos móviles el paso de las reses de esta raza, autóctona de Cantabria.
Tampoco se han escapado de las fotos algunos de los ganaderos y demás acompañantes de las vacas con sus trajes típicos, sus varas y sus campanos.
El desfile ha unido generaciones de ganaderos y se ha disfrutado en familia, con abuelos sujetando a nietos, niños sentados en las vallas, y padres y madres grabando a los más pequeños, muchos vestidos con trajes tradicionales de los valles de la región. No eran pocos, además, los que se maravillaban al ver de cerca por primera vez a estas reses.
Un desfile con muchos preparativos
Francisco, de la ganadería Luis Vázquez, de La Florida (Arnuero), explica a EFE que él y sus compañeros se han despertado a las 5.00 horas para preparar al ganado para presentarlo en la exhibición y bajar hasta Santander.
«Esto representa el trabajo de toda una vida. La mayoría de las ganaderías tienen tudancas por capricho, porque no salen rentables, pero hay que mantener la tradición», explica.
El ganadero asegura que participar en La Pasá significa «mucho trabajo», porque implica prepararse durante toda la semana para tener los campanos limpios, las vacas lavadas y listas las rosetas, que son las cintas de premio que llevan las vacas.
«Venir a Santander es muy importante para todos. Aunque estemos cansados, estamos también muy contentos», expresa.
Tradición
Ezequiel ha venido a Santander desde un pueblo del norte de Palencia invitado por su amigo José Luis, de Salces (Campoo de Suso), ambos vestidos también con trajes tradicionales y hasta albarcas, con las que han disfrutado de La Pasá en primera fila.
«Este chaleco era de mi abuelo», explica Ezequiel a EFE, y expresa que está «muy contento» de que esta tradición vuelva a Santander tras más de una década.
Sin embargo, lamenta que «ya no es lo que era» porque «es mucho más turístico» y antes los pastores bajaban de los pueblos para pasear con su ganado, sin vallas y ofreciendo leche y magdalenas o sobaos a los asistentes, algo que ahora sería impensable por la cantidad de personas.
«En una provincia ganadera, como es Cantabria, tiene todo el sentido que se celebren este tipo de acontecimientos, porque hay que mantener la tradición y la región no puede entenderse sin la ganadería», expresa Ezequiel.
Mercado y actuaciones
Además del desfile ganadero, un mercado de productos artesanales cántabros estará hasta las 19.00 horas en la Plaza Alfonso XIII.
En él se pueden adquirir desde embutidos, quesos o dulces, hasta campanos o varas.
Y al final de la jornada, de 16.00 a 19.00 horas, habrá también actuaciones musicales en la Plaza Porticada.