‘La patética’, el canto del cisne con el que Miguel del Arco regresa al teatro

Imagen del elenco de 'La patética'. EFE/ Inma Tapia.

Madrid, 5 may (EFE).- El actor, autor y director Miguel del Arco regresa al teatro después de su incursión en la ópera donde debutó en el Teatro Real como director de ‘Rigoletto’, de Verdi. Ahora, otro compositor, Chaikovski, le devuelve a la autoría y la dirección con ‘La patética’.

El equipo de 'La patética'. MIguel del Arco 4 desde la Izd. a su lado a la dcha Alfredo Sanzol, director el CDN, y el resto del elenco. EFE/Inma Tapia

“Nunca me he ido del teatro, parezco un Jedi”, comenta divertido este lunes durante la presentación de esta pieza, aunque argumenta que quizá varios factores han contribuido a pensar que era así. Entre ellos, cita el cierre del Teatro Pavón de Madrid (enero, 2021), donde desarrollaba el proyecto artístico Teatro Kamikaze, en el que “había algo de muerte” en ello, la pandemia y el fallecimiento de su padre.

Un momento de oscuridad hasta que llegó a sus manos la novela ‘Morir’, de Arthur Schnitzler, “una brecha de luz” sobre el recorrido perturbador de un hombre que ve como llega el final de su vida y quiere que su obra perdure en el tiempo.

‘La Patética’ se inspira de una manera libre -señala su autor- en esa novela y en las cartas que el compositor ruso escribió en vida a sus seres queridos, fundamentalmente a su mecenas, pero que tiene un apoyo en la realidad de nuestros días al incorporar, recortado, un discurso de Putin.

Pedro Berriel es un director de orquesta que se enfrenta a su propio final, “el canto el cisne en el que busca cómo dejar huella con su legado” a través de la creación artística con la grabación de la Sinfonía Nº 6 de Chaikovsky.

“Un personaje trágico que se enfrenta a su fin, con 53 años, cuando no estamos en ese pensamiento”, señala Del Arco, que incide en que el término patético no tiene nada que ver con su significado en español.

En ruso es sinónimo de ampuloso, apasionado, emocional, y fue el título que el hermano del compositor puso a la sinfonía, cuyo tercer movimiento Del Arco describe como un canto a la vida mientras que el último incluye un elemento disruptivo para la época, un requiem.

“Una dicotomía en la que nos movemos en esta obra”, recalca el director que ha compuesto el elenco con Juan Castro, Inma Cuevas, Israel Elejalde, Jesús Noguero, Juan Paños, Manuel Pico y Francisco Reyes, que estrenan del 8 de mayo al 22 de junio en la Sala Grande del Teatro Valle-Inclán.

Israel Elejalde describe a su personaje como un hombre con muchos claros oscuros, obsesionado con la trascendencia y la posibilidad de grabar esa partitura con la que espera alcanzarlo.

Chaikovski es el alter ego de este director de orquesta -continúa Elejalde-, “le insufla vida” y no asume las dificultades que le supondrían ser etiquetado como homosexual.

Asegura que la obra reflexiona sobre la muerte y sobre el momento en que se acaba el embrujo de la vida. “Cuando nos enfrentamos a la muerte, cambia la forma de observar la vida”.

La sinfonía de Chaikovski estará presente, grabada, a lo largo de toda la representación, remarca Del Arco que reconoce su admiración por el compositor y por esta pieza que ha escuchado “hasta la saciedad” durante el proceso de creación y los ensayos y sobre la que se han escrito todo tipo de teorías, como la que tiene que ver con la propia muerte de su autor; de ahí el requiem final.