Mercedes Zabaleta
San Sebastián, 24 jul (EFE).- Radical pero fiel a la tradición, joven pero lleno de madurez, Yerai Cortés ha demostrado en el Festival de Jazz de San Sebastián que es capaz de convencer a innovadores y puristas en un concierto coral en el que ha unido su toque a las voces y las palmas de seis mujeres para hablar de la pena que atraviesa su arte.
Cortés trasciende el público flamenco como ha quedado evidenciado en el llenazo del Auditorio Kursaal de San Sebastián, una ciudad sin gran tradición en el género aunque siempre ha respondido bien a las propuestas de esta procedencia.
«Amarrao a su guitarra», Cortés se ha forjado en el flamenco de raíz que tocaba en tablaos madrileños, pero su explosión de popularidad llegó con el primer filme dirigido por C. Tangana, ‘La guitarra de Yerai Cortés’, que se presentó precisamente en esta misma ciudad en la pasada edición del Festival de Cine.
En el documental Cortés se abre en canal y habla, a través de su guitarra, de la pena que recorre su vida, de muros de silencio y secretos de familia.
Hoy se ha subido a un escenario sobrio para compartir protagonismo con María Reyes, Triana Maciel, Nerea Domínguez, Elena Ollero, Salomé Ramírez y Macarena Campo.
El espectáculo, con una puesta en escena envolvente y elegante, ha comenzado con sonidos pregrabados de una cuenta atrás que han precedido a Malagueña Finale, un tema que rezuma tristeza.
No ha sido éste el único ruido que ha sobrevolado la sala. Han sonado también motores y crujidos mecánicos por encima de algunas de las canciones además de fragmentos de las voces de su padre y de su madre que se recogen en el documental.
Casi en penumbra, ya con las palmas de sus compañeras, ha abordado ‘Lo malo que he sido contigo’, que ha rematado con algunos ecos de ‘Anda jaleo’, la canción popular que arregló García Lorca.
También ha concedido momentos para el relajo y el humor con ‘Un puente por la bahía’ o ‘Ni en los cafés parisinos’ y para el arrebato con ‘Sonar por bulerías’.
El guitarrista ha tocado de frente, sentado, de pie e incluso de espaldas al público mientras sus compañeras, estáticas casi hieráticas sobre todo en la primera parte, han cantado y repiqueteado el endiablado ritmo de las palmas.
También ha entonado, suave y bajito, las primeras notas de un emocionante ‘Por tu silencio lloro’, que ha concluido con el escenario en negro.
El público, puesto en pie, ha agradecido con una inmensa ovación el arte de Yerai Cortés.
Puro jazz en ‘la Trini’

El otro gran escenario del Jazzaldia, la emblemática plaza de la Trinidad, se ha estrenado hoy en esta 60 edición del Jazzaldia con Steve Coleman & Five Elements, el conjunto habitual del saxofonista de Chicago, viejo conocido ya del público donostiarra.
Su jazz siempre en la vanguardia, escudriñando sonidos con propuestas complejas y fraseos laberínticos ha protagonizado la primera parte de la velada, que ha sido sorprendida por un chaparrón intenso pero corto.
La improvisación es también el ingrediente principal del cantante Kurt Elling, una de las citas imprescindibles del Jazzaldia, en el que ya estuvo en 2016 con Branford Marsalis y al que en esta ocasión acude con la emblemática banda Yellowjackets.
Maestro de la técnica y reconocido por la crítica como uno de los mejores vocalistas de jazz de los últimos años, la abaritonada voz de Elling se ha unido a Yellowjackets para homenajear a The Weather Report, el grupo que fundaron Joe Zawinul y Wayne Shorter en 1970 y que hizo del bajo de Jaco Pastorius una de sus señas de identidad.
Elling ha desplegado su apabullante tesitura en la interpretación de los temas instrumentales de Weather Report como la compleja versión de ‘Elegant People’ en la que ha mostrado su dominio del scat.
‘Three Views of a Street’, de Jaco Pastorius, con letra compuesta por el propio Elling, ha sonado más clásica, imbuida de una atmósfera de jazz pretérito en la que se ha manejado a la perfección el cantante de Chicago, que ha visitado también con su afinación matemática ‘Current Affairs’, ‘Palladium’.
Una velada, en definitiva, cargada de jazz, de ahora y de siempre. EFE