Madrid, 12 jul (EFE).- La población inmigrante es uno de los elementos diferenciales del crecimiento económico de España en los últimos años, fundamentalmente por su aportación a la fuerza laboral, dado que es la responsable de casi tres cuartas partes del aumento de la población activa desde 2018 en un país cada vez más envejecido.
En 2018 volvió a aumentar la población extranjera, una década después de la crisis financiera, y se restableció su papel como principal impulsor del crecimiento de la población activa. Desde la pandemia España es además uno de los principales destinos migratorios europeos, solo por detrás de Alemania.
La mayoría de analistas señala el aumento de la inmigración, junto con un turismo boyante, como factor singular del avance de la economía española, que en 2024 triplicó al de la eurozona, con cuatro de cada diez nuevos empleos ocupados por trabajadores extranjeros, que suben a seis de cada diez en la hostelería y la construcción, y a ocho de cada diez en la agricultura.
La importancia del fenómeno era recordada esta semana por el vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Luis de Guindos, que defendía una inmigración ordenada como parte imprescindible del progreso económico para países de baja demografía, a raíz de la polémica suscitada por Vox con su propuesta de acometer deportaciones masivas de población extranjera.
El Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, destaca que los ciudadanos extranjeros aportan el 10 % de los ingresos de la Seguridad Social, mientras que solo suponen el 1 % del gasto.
De su aportación al producto interior bruto (PIB) hay menos datos, si bien el Banco de España en un informe reciente calculaba que la población extranjera ha contribuido con hasta una cuarta parte del incremento del PIB per cápita registrado entre 2022 y 2024.
La OCDE recomendaba a España este miércoles aumentar la inmigración regular para asegurar el crecimiento económico, ante el previsible descenso de la población, y destacaba que ya está ayudando a sostener la población en edad de trabajar y a reducir la escasez de mano de obra.
Cifras récord de población y trabajadores extranjeros
A 1 de abril de 2025 había en España 6,9 millones de personas con nacionalidad extranjera, una cifra que se eleva a 9,5 millones contando con todas las personas que han nacido fuera de España pero que luego han ido adquiriendo la nacionalidad española, de acuerdo con los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
Es la cifra más alta de población extranjera, que se acompaña asimismo de un récord de trabajadores, con 3,37 millones de personas extranjeras ocupadas a cierre del primer trimestre (1,8 millones de hombres y 1,5 millones de mujeres), según la encuesta de población activa (EPA), aunque se eleva a 4,57 millones si se tienen en cuenta aquellas personas con doble nacionalidad.
Desde 2018 la población activa ha pasado de 22,8 a 24,4 millones de personas, 1,6 millones más, de los que 1,1 millones son población extranjera.
Unos 2 millones de los 3,37 millones de ocupados extranjeros actualmente llevan siete años o más en España, trabajan en el sector servicios (2,5 millones) y proceden en su mayor parte de América Latina (1,4 millones), seguidos por los de la Unión Europea (951.200), el resto del mundo (775.100) y el resto de Europa (250.800).
No todos los trabajadores extranjeros están dados de alta en la Seguridad Social, ya que en mayo había 3,07 millones de afiliados foráneos, aunque también es un máximo histórico que representa el 14,1 % del total de cotizantes.
Aunque el número de extranjeros autónomos marcó máximo en mayo con 484.062 personas, la mayoría de los trabajadores foráneos se encuadra en el régimen general como asalariados (2,5 millones), principalmente en la hostelería (470.000), el comercio (319.000), las actividades administrativas y servicios auxiliares (250.000), la construcción (230.000) y la industria manufacturera (200.000).
El sistema especial agrario cuenta con 278.000 trabajadores extranjeros y el del hogar, con 146.000.
Por nacionalidad, Marruecos encabeza la lista de países de los que proviene el mayor número de cotizantes, seguido por Rumanía, Colombia, Italia, Venezuela y China.
Los extranjeros no quitan el empleo a los nacionales
Fedea destaca en un informe reciente que la mano de obra extranjera es relativamente joven y sigue empleándose principalmente en trabajos no cualificados y del sector servicios, si bien cada vez está presente en más ocupaciones, al tiempo que asegura que no hay evidencia alguna que permita sostener que la llegada de inmigrantes ha perjudicado las oportunidades de empleo de los nativos.
Las últimas proyecciones de la Autoridad Fiscal (AIReF) señalan que el peso de la población con nacionalidad extranjera sobre la población total crecerá del 13,4 % en 2024 al 17 % en 2050 y al 19 % en 2070.
Aún así, la AIReF advertía en su informe de marzo pasado que la inmigración no será suficiente para evitar el descenso de la población en edad de trabajar a partir de 2029 y del número de trabajadores por cada persona inactiva, para lo que calcula que sería necesario un flujo migratorio neto de más de un millón de personas al año.
Su previsión es que dicho flujo sea de 400.000 personas en 2025 y de 360.000 en 2026, por debajo de los 570.000 de 2024.