La polémica de Jumilla aviva los reproches entre el Gobierno y PP por la polarización

Un hombre de religión musulmana camina este jueves por una calle del centro de Jumilla. La decisión del Ayuntamiento de Jumilla, un pueblo del sureste español gobernado por la derecha y donde residen miles de inmigrantes, de prohibir actos religiosos en espacios municipales donde se celebraban ceremonias islámicas como el fin del Ramadán, ha desatado indignación e incertidumbre entre la comunidad musulmana semanas después de los incidentes racistas registrados en una localidad próxima.
. EFE/Marcial Guillén
Madrid, 07 ago (EFE).- La prohibición de celebrar actos religiosos en los polideportivos municipales de Jumilla, que solían acoger las fiestas musulmanas, ha tensado una vez más la relación entre el Gobierno, que ven en ello un ejemplo de la deriva extremista del PP y Vox, y los populares, que creen que el PSOE usa este asunto para seguir polarizando.
Dos hombres de origen marroquí este jueves en el barrio de Nuestra Señora de Fátima de Jumilla. La decisión del Ayuntamiento de Jumilla, un pueblo del sureste español gobernado por la derecha y donde residen miles de inmigrantes, de prohibir actos religiosos en espacios municipales donde se celebraban ceremonias islámicas como el fin del Ramadán, ha desatado indignación e incertidumbre entre la comunidad musulmana semanas después de los incidentes racistas registrados en una localidad próxima.
. EFE/Marcial Guillén
La polémica en torno a esa iniciativa ha dejado en «shock» a la numerosa comunidad musulmana de esa localidad murciana, que ha llamado a la tranquilidad y se ha remitido a una asamblea a mediados de septiembre para decidir cómo solucionar la situación, que ha provocado la intervención incluso de los obispos para recordar que las manifestaciones religiosas públicas están amparadas por la Constitución española.
La alcaldesa de Jumilla, Seve González, atiende a la agencia Efe este jueves en su despacho del Ayuntamiento de Jumilla. EFE/Marcial Guillén
El Ayuntamiento de Jumilla (Murcia), gobernado por el PP, aprobó el 28 de julio una normativa para prohibir en los polideportivos municipales los actos religiosos, culturales o sociales extradeportivos ajenos al consistorio, entre ellos los que suele celebrar en esas instalaciones el colectivo musulmán de la ciudad, como el rezo del fin del Ramadán. Se trata de una medida incluida en una iniciativa municipal del PP que modificaba y rebajaba una moción previa del grupo de Vox que proponía explícitamente que se prohibieran celebraciones islámicas en el municipio, una localidad vitivinícola del noroeste de Murcia y cabecera de la denominación de origen del mismo nombre, con un censo cercano a los 28.000 habitantes y en la que conviven hasta 72 nacionalidades distintas (el 20 % de sus afiliados a la Seguridad Social son extranjeros). Vox se abstuvo en la votación y fue la alcaldesa, Seve González, quien permitió la aprobación de la iniciativa ante el empate de las fuerzas presentes en el pleno municipal. González ha dicho este jueves a EFE que las limitaciones no afectan al resto de instalaciones municipales, que estarán a «disposición de toda la sociedad, incluida la musulmana, para cualquier actividad o acto siempre que se cumpla la normativa». Ha insistido en que solo se autorizó una modificación de la ordenanza reguladora de las instalaciones deportivas, «sin vetos ni prohibición a nadie por su origen religioso», y ha atribuido la polémica a una tergiversación «de forma intencionada» porque la convivencia en Jumilla es y ha sido siempre pacífica. Ha añadido que ni el Ayuntamiento de Jumilla ni ningún otro puede prohibir la libertad religiosa ni de culto de ninguna comunidad, «es un derecho recogido en el artículo 16 de la Constitución», ha aclarado. Precisamente, la Conferencia Episcopal ha salido al paso, sumándose a la postura de la Comisión Islámica de España, para subrayar que la limitación de la libertad de culto «atenta contra los derechos fundamentales de cualquier ser humano, y no afecta solo a un grupo religioso, sino a todas las confesiones religiosas y también a los no creyentes». Los reproches políticos El PP se ha reivindicado como el «partido de la libertad», según su vicesecretario de Educación e Igualdad, Jaime de los Santos, quien ha subrayado que su formación siempre va a poner en el centro de sus políticas «las creencias individuales de cada uno», respetando que «se crea en uno, en siete o en ningún dios». Santos ha señalado a Vox y PSOE en esta polémica al acusarles de «pretender seguir polarizando». Ha pedido que sean los dirigentes del partido que preside Santiago Abascal quienes expliquen «sus líos y sus grandes bravuconadas» y ha reprochado al Gobierno que quiera hacer pasar al PP por un partido xenófobo. Y es que, el Gobierno ve que «la decisión de PP y Vox en el Ayuntamiento de Jumilla es un nuevo ejemplo de la deriva extremista y excluyente de los gobiernos de la derecha con la ultraderecha», y seguirá «muy de cerca» los discursos de odio que puedan derivarse. La delegada del Gobierno en la Región de Murcia, Mariola Guevara, ha calificado esta medida de «otra maniobra oscura profundamente racista» y señala que «el acuerdo PP-Vox no es una simple decisión local», sino que «busca alterar la vida cotidiana de una comunidad diversa, trabajadora e integrada». «Cada espacio es para lo que es, e igual que si quiero rezar voy a la iglesia, si quiero jugar al tenis voy a las pistas o si quiero celebrar una reunión iré a la sala de concejales», ha replicado el portavoz de Vox en Jumilla, Juan Agustín Carrillo. Para el PSOE e IU-Podemos en Jumilla (Murcia), la medida del Ayuntamiento responde a una estrategia de Vox que impone al PP sus políticas de ultraderecha.