Belgrado, 28 jun (EFE).- La policía serbia dispersó en la noche del sábado con el uso de gases lacrimógenos una gran manifestación antigubernamental en Belgrado, donde cientos de miles de personas exigieron la realización de elecciones anticipadas y el fin de la Administración del presidente nacionalista populista, Aleksander Vucic.
Según la agencia de noticias local Beta, al menos siete manifestantes fueron detenidos, mientras que seis agentes de la policía resultaron heridos en los enfrentamientos en el centro de la capital serbia.
Tras varias advertencias a través de megáfonos para que la gente se retirara después de la protesta, los agentes empezaron gradualmente a dispersar a la multitud, según imágenes en directo del canal regional N1.
Convocados por el movimiento estudiantil que se manifiesta desde noviembre pasado, cientos de miles de personas de toda Serbia se reunieron en torno a una céntrica plaza de Belgrado donde hablaron varios estudiantes y también el antiguo astro de baloncesto serbio Dejan Bodiroga.
«Llamar a esta juventud, a nuestros hijos, terroristas, y proteger a los peores criminales, esa es su medida. Pero nosotros no aceptamos esa medida», dijo el exjugador del Real Madrid y del Barcelona, de 52 años, actual presidente de la Euroliga de baloncesto.
Los estudiantes, que ocupan desde hace meses las universidades del país balcánico, acusan a Vucic y a su entorno de tener vínculos con el crimen organizado.
El mandatario, por su parte, llama a los estudiantes «terroristas» y difama las protestas como una «revolución de colores».
Los manifestantes entregaron una carta abierta al Gobierno con un «ultimátum» para la convocatoria de elecciones parlamentarias anticipadas antes del fin de las protestas, lo que no ocurrió.
Vucic, que domina la política serbia desde 2012 y es acusado por la oposición de autoritarismo, ha declarado varias veces que no piensa convocar elecciones anticipadas.
Las protestas contra el sistema de Vucic comenzaron en noviembre del año pasado tras el derrumbe de un techo en la estación de tren de Novi Sad, que había sido renovado recientemente por una empresa constructora china, causando la muerte de 16 personas.
