La pregunta del millón: ¿Son posibles los Sanfermines sin toros?

El debate sobre la tauromaquia en los festejos populares está ya sobre la mesa y los Sanfermines no podían quedarse al margen. Partidarios y detractores de los toros durante las fiestas de Pamplona han expuesto a EFE sus argumentos a favor y en contra y han respondido a una pregunta que muchos se hacen en la ciudad: ¿Son posibles los Sanfermines sin toros?. EFE/ Jesús Diges

Javier Rodrigo

Pamplona, 6 jul (EFE).- El debate sobre la tauromaquia en los festejos populares está ya sobre la mesa y los Sanfermines no podían quedarse al margen. Partidarios y detractores de los toros durante las fiestas de Pamplona han expuesto a EFE sus argumentos a favor y en contra y han respondido a una pregunta que muchos se hacen en la ciudad: “¿Son posibles los Sanfermines sin toros?”.

El primer programa de las fiestas de San Fermín del que hay constancia data de 1591, cuando los festejos duraban solo dos días, y constaba de un pregón, un torneo con lanzas, teatro, festival de danza, procesión y, al día siguiente, una corrida de toros.

Desde entonces, han sido miles los toros lidiados en Pamplona. En la actualidad, cada año se matan en el coso pamplonés 54 toros, seis en una corrida de rejones y el resto, en ocho festejos de toreros a pie, a los que se suman los astados de la novillada del 5 de julio.

El Ayuntamiento de Pamplona ha realizado una encuesta de percepción y valoración ciudadana sobre el impacto socioeconómico y medioambiental de los Sanfermines y de las fiestas en general preguntando por aspectos como los toros. «Preguntar a la gente qué opina de las cosas es algo básico», ha afirmado el alcalde Joseba Asiron.

Un debate “sobado y demasiado partidista”

Entre quienes defienden la presencia de la tauromaquia durante los Sanfermines se encuentra José María Marco, presidente de la Comisión Taurina de la Casa de Misericordia, propietaria de la plaza de toros. “A mí me parece un debate que ya está como demasiado sobado y demasiado partidista“, ha comentado.

“El problema es de libertad, sin más. Es una manifestación artística que hay mucha gente que le gusta. Simplemente lo que pido es libertad y que me entiendan, nada más eso, que me intenten comprender”, ha asegurado.

«Si algún día se extingue, Dios no lo quiera, será porque no hay nadie que vaya y se acabó. Pero, mientras haya un sector bastante importante que le guste, ¿por qué no puedo ir a los toros? ¿Por qué se empeñan en quitármelos? No lo entiendo, de verdad”, ha sostenido Marco quien ve “muy complicado, muy difícil, prácticamente imposible” que haya unos Sanfermines sin toros, al menos tal y como los conocemos.

Los animalistas quieren unas fiestas sin maltrato a los toros

Una visión radicalmente diferente tiene Jana Úriz Iriarte, activista del colectivo Anima Naturalis, quien ha considerado que «se empieza a mascar ya un poco en el ambiente que la gente está más en contra” de los toros, ha reconocido que le cuesta expresar los motivos de su oposición a estos festejos, porque la respuesta es  “obvia”. Y es que “la tortura es violencia y la tauromaquia es violencia”, ha resaltado.

“Me gustaría que ellos fueran los que nos digan los argumentos de por qué se pone en una plaza de toros a un toro para hacerle sufrir solamente por un motivo económico y lúdico; no lo consigo entender”, salvo que sea porque en este terreno “entra el lobby y la economía”, ha declarado.

La activista sí ve posibles unos Sanfermines sin corridas, porque “los Sanfermines ya no son los toros, ya no son solo los encierros; es la fiesta, es la música, es el folclore, pero el folclore sin maltrato animal, por supuesto”.

Un exconcejal cree que los ciudadanos no están en los extremos

El jurista, expolítico y escritor Miguel Izu, quien como concejal del Ayuntamiento de Pamplona presidió más de una corrida de toros, ha señalado que este es un debate con poca trascendencia pública: “Mete mucho ruido, está mucho en los medios de comunicación, está en determinadas fechas según se acercan los Sanfermines, pero yo creo que a la mayor parte de la sociedad en realidad le preocupa poco el tema”.

A su juicio, la mayor parte de los ciudadanos “no está en ninguno de los extremos. Es decir, la mayoría de la población no va a los toros, no es aficionada, pero tampoco está radicalmente en contra, no exige su prohibición”.