Patricia Caro
Burgos, 14 jun (EFE).- Visitar un museo es una experiencia vital en la que la tecnología es simplemente un complemento más pero ni una recreación en 3D podrá sustituir nunca a un fósil humano de un millón de años de antigüedad ni la realidad virtual, la sensación de mirar cara a cara el ‘cráneo 5’, porque ‘Miguelón’ solo hay uno y está en el Museo de la Evolución Humana.
“Los entornos digitales pueden facilitar la experiencia”, ha explicado Rodrigo Alonso, director gerente del Sistema Atapuerca y del MEH, y permiten crear un museo expansivo, pero igual que las plataformas digitales no han sustituido al cine, ni el libro electrónico al papel, “estar contemplando un fósil de hace medio millón de años cara a cara tiene un componente experiencial muy singular”.
En una entrevista con la Agencia EFE, Alonso niega rotundamente que la realidad virtual vaya a reemplazar de algún modo a la visita presencial a los museos, que “es algo que trasciende a la cotidianeidad”, aunque como ante cualquiera nueva herramienta tecnológica un museo es el lugar idóneo para testarla, a modo de laboratorio, y acercarla a la sociedad.
También ha insistido en que “lo que caracteriza a un museo es principalmente su colección”, y en el caso del Museo de la Evolución Humana, una colección de fósiles y herramientas del pasado muy singular, procedentes de los yacimientos de la sierra de Atapuerca, a 15 kilómetros de Burgos capital, y que son uno de los yacimientos sobre la evolución humana más importantes del mundo.
“Tenemos que cuidar mucho nuestra colección porque ‘cráneos 5’ (Miguelón) solo hay uno. No hay tantos museos que expongan fósiles de 1,5 millones de años, y fósiles humanos”, ha reiterado, así que las nuevas tecnologías son un complemento -acercan la ciencia, facilitan la divulgación científica-, pero siempre supeditadas a la seña de identidad del museo, su corazón: los fósiles de Atapuerca.
Un referente científico, turístico y de sostenibilidad

Rodrigo Alonso, que se convirtió en marzo en el director gerente del Sistema Atapuerca y el MEH, tras más de quince años implicado en el proyecto en labores de musealización, didáctica y coordinación cultural, se ha marcado como objetivo de esta nueva etapa que el Sistema Atapuerca “siga siendo un elemento referencial”, porque la sierra es la “marca” de todo el proyecto.
Ha insistido en que tienen que cuidarla a través de las tres instalaciones que componen el Sistema, en el que el Museo es la punta de lanza, pero sin olvidar los propios yacimientos de Atapuerca, “esa trinchera del ferrocarril con su callejón de 400 metros lineales entre paredes verticales de 20 metros que impresiona”; ni el Centro de Arqueología Experimental (Carex), que es un complemento a la visita.
“Se trata de reforzar la experiencia y los yacimientos hay que protegerlos”, ha apuntado, para lo cual siguen trabajando en unas visitas sostenibles, evitando la masificación -hablamos de unas 90.000 visitas anuales-, porque Atapuerca es Patrimonio de la Humanidad.
Alonso admite que “es difícil ser conscientes y reflexionar sobre lo que implica ser Patrimonio Mundial”, pero es una responsabilidad y un compromiso que va más allá del ámbito científico, y que compete no solo a los profesionales que trabajan en el Sistema Atapuerca, sino también a los visitantes.
Un proyecto consolidado
Rodrigo Alonso ha asegurado que el Proyecto Atapuerca está muy consolidado, tanto en investigación como en divulgación, lo que facilita la transición a la nueva generación de profesionales que se ponen al frente: Alonso en el Sistema Atapuerca y los investigadores que toman el relevo de los codirectores jubilados José María Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell (Juan Luis Arsuaga seguirá un par de años más).
«Nos conocemos todos. Sabemos cuáles son nuestros valores, en qué podemos contribuir cada uno. Al fin y al cabo, es la sierra de Atapuerca lo que no une», ha admitido Alonso, convencido en que el reto es seguir trabajando para que el modelo Atapuerca siga siendo un referente: «La materia prima la tenemos, los fósiles y los equipos», y ni unos ni otros parece que se vayan a agotar.